Xabier Robles: Cine hollywoodense, un veneno lento

El creador participó en el Octavo Encuentro Académico de Cine que organiza la licenciatura en Cine y Producción Audiovisual de la UPAEP

En el país la impunidad, la criminalidad y la corrupción son una constante, un buen ejemplo de ello es Puebla con la corrupción, de entre otros tipos, electoral; sin embargo el cine, como "alma de lucha de los pueblos", es un medio que siempre será necesario para crear conciencia de estos problemas que aquejan a la sociedad, menciona Xavier Robles.

Este viernes el guionista y director de cine, quien a finales de octubre de este año recibiera la distinción Pergamino del Escritor por parte de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), participó en el Octavo Encuentro Académico de Cine que organiza la licenciatura en Cine y Producción Audiovisual de la UPAEP.

A propósito del eje central de esta edición, El 68 Mexicano Visto por Nuestro Cine, Robles y Guadalupe Ortega, guionistas de la película Rojo Amanecer, platicaron con los jóvenes cineastas sobre esta producción que aborda la masacre del 2 de octubre.

Aunque en un inicio algunas escenas de la cinta estuvieron censuradas por el Estado Mayor Presidencial, desde un principio fue muy bien aceptada por el público, y a sus 30 años de filmación ha sido vista por más de 20 millones de espectadores, lo que la convierte en un clásico del cine mexicano.

A tres décadas de que la película, del guion original Bengalas en el cielo, viera la luz, el coautor manifestó a El Popular, diario imparcial de Puebla, que "la cinta se mantiene vigente porque pone el dedo en la llaga y revive lo que no se debe de olvidar, y muestra los males del país".

Frente a ello, indicó que ahora que se avistan tiempos electorales de cambio, hay un asomo de esperanza de que exista menor impunidad, criminalidad, menos corrupción y de que México deje de ser ejemplo de mal gobierno.

 

A 50 años del suceso, 30 años de la producción de la cinta, ¿cómo se ve Rojo Amanecer?

-La película creo que no ha perdido ni autoridad ni vigencia. Desde un principio fue muy bien recibida, Salinas tuvo que autorizarla, con la censura de seis escenas que fueron sugeridas por el Estado Mayor Presidencial pero que ya no existe ese problema, se exhibe íntegra, y desde luego es un orgullo tanto para Guadalupe como para mí haber escrito una de mis obras más emblemáticas.

 

¿Cuál diría que es la vigencia que mantiene a la película?

-Porque en este país se sigue manteniendo la impunidad, la criminalidad, la corrupción. Puebla es un estado ejemplo de ello, desde la corrupción electoral, todo tipo de corrupción y la película mantiene el dedo en la llaga. Es decir, lo que no debemos olvidar, de que masacres como esa, genocidios como ése, no se deben olvidar; que las luces del pueblo mexicano han costado mucha sangre, han costado muchos muertos, compañeros que han caído en el camino y ahora que se avistan tiempos electorales, de cambio en general en el país, hay un asomo de esperanza de que haya menos impunidad, menos criminalidad, menos corrupción. La corrupción es un cáncer que acaba con todas las instituciones, los sistemas, las formas de gobierno y esperemos que eso dejé de existir en México, y que deje de ser ejemplo de mal gobierno y de esos males endémicos que vienen heredados del gobierno de Calles y que siguen repercutiendo gravemente en nuestro país.

 

¿Cómo ha sido, en esta larga trayectoria, manifestarse desde el cine?

-El cine es un alma de lucha de los pueblos, de la conciencia, de la reflexión sobre los sucesos que no debemos olvidar. El cine es memoria, el cine es arte, el cine también es industria, entonces es para Guadalupe y para mí muy importante, es un medio de comunicación, de transmisión de ideas, de educación permanente, vehículo de la cultura, es sin duda nuestro motivo de ser. Nuestra forma de vivir no podría concebirse sin el cine.

 

¿Qué quedaría a la comunidad y al cine para virar esa inercia de los problemas sociales que continúan?

-Conciencia. Conciencia de los cineastas en primer lugar, de que tienen que compartir inquietudes políticas-sociales; y generar conciencia entre el público, que no puede ser limitado a "darle atole con el dedo" con producciones hollywoodense que no hablan para nada que sean de interés.

El cine hollywoodense es un veneno lento que es mortal, envenena la conciencia de las personas, la mentalidad de los pueblos; como decía Esopo respecto de la lengua, es un gran bien y es un gran mal. El cine es un arma de dos filos, sirve para introducir la mentalidad, para introducir el mercado norteamericano, las ideas belicistas del ejército norteamericano, pero un cine que sirva a la sociedad, al pueblo, que sirva a la gente es y siempre será necesario. 

  • URL copiada al portapapeles