Dará vida a historia de Agustín Lorenzo

La propuesta del investigador es crear un grupo de teatro en Puebla para recuperar la imagen del bandolero

Bajo la premisa de que el teatro es portavoz de una reflexión para el cambio de mentalidades, Jorge Escamilla Udave busca dar a conocer una parte de la historia que no se ha contado.

Escamilla Udave se propone dirigir una pieza teatral a partir de un texto recuperado del Archivo Histórico de la Biblioteca La Fragua, luego de que a través de una investigación pudiera reconstruir la tradición alrededor del bandolero Agustín Lorenzo, en Huejotzingo, Puebla.

Se trata del texto Agustín Lorenzo o el romance del bandido y de la bella, una pieza costumbrista escrita a principios del siglo XX por Leónidas Flores Morales, de Tepexi de Rodríguez.

En 1914, en los espacios que hoy corresponden a los estados de Puebla, Morelos y el Estado de México, el personaje tuvo gran relevancia, así, de alguna manera la obra de teatro participa de lo que fue el espíritu libertario en lugares donde hubo luchas cruentas, desde la fecha de la Independencia pasando por la Reforma, o las intervenciones Francesa y Norteamérica.

Según informó Jorge Escamilla Udave, investigador, director de la obra y fundador del Centro Cultural Ikal, la idea es retomar el texto y volverlo un patrimonio vivo para las nuevas generaciones, pues se trata de una pieza donde se representa una de las tantas versiones de las correrías de este bandido.

Su propuesta es crear un grupo de teatro en Puebla, el Centro Cultural Ikal, que recién gesta para darle vida a la historia de Agustín Lorenzo. Por ello, el investigador convoca a artistas amateur para llevar a cabo la puesta en escena y con ello recuperar el patrimonio. Se espera que cuando esté lista la obra, en mes de marzo, pueda hacer recorridos en diversos sitios del estado.

Desde el ámbito de investigación, ¿cuál es la importancia de recuperar el texto?

-Somos varios investigadores que estamos enfocados en recuperar la imagen de lo que sería el patrimonio de los personajes que no están dentro de la historia oficial, sino que más bien pasaron a ser repudiados y señalados como bandidos; sin embargo, que fueron personajes que concertaron e idealizaron el pensamiento libertario de México. Hay una parte de la historia que no se contó, y ese es parte del interés.

¿Por qué recuperar a este personaje?

-Se trata de contar una historia que fue evadida y que cuenta con los elementos de identidad nacional en la época precursora de la Independencia, estos personajes pasaron a ser parte del anonimato y hoy merecen ser recuperados.

¿En algún sentido podría haber una permanencia en este tipo de historias? ¿Cómo se vería esta historia en un panorama actual?

-Precisamente ahí está parte del sentido de recuperación. Los personajes de México, desde la época prehispánica, mueren y resurgen en otros personajes con los mismos elementos e identidades. Hoy, más que nunca, la sociedad mexicana está cansada de un estado de cosas, no estamos viviendo en el Virreinato, ni en la Reforma, ni en el Porfiriato, las desigualdades han provocado conflictos que incluso enfrentan a las propias realidades mexicanas, y a los grupos más humildes los han convertido en el foco de atención. La actualidad que podría tener la pieza es que siempre se han cocido habas en la historia de México; hoy podemos tomar la historia del personaje y cambiarle el nombre para poder ver que la realidad sigue siendo la misma.

¿Cómo, a través del teatro, aportarían a ver el otro lado de la historia, esta parte que no se ha contado?

-Antiguamente el teatro tenía como sentido primordial la evangelización, el teatro como virtud tiene una tesis, y cuando se cumple hay un cambio de las mentalidades. Es decir, el teatro tenía como función ser el portavoz de espíritu de los cambios. Hoy, más que nunca, que el mundo está hecho de aprender las cosas, por medio de verlas o de leerlas, el teatro tiene la función de ser la recreación de un pasado para poder tener una historia inmediata y una reflexión inmediata. Si no cumpliera la tesis de cambio de mentalidades, hubiese desaparecido o evolucionado a otra actividad diferente, y seguimos teniendo teatro obviamente con su evolución propia.

¿Qué aportaría Agustín Lorenzo a la comunidad actual?

-El personaje de una u otra manera existió, tuvo una identidad de carne y hueso a la que se le fueron uniendo en el paso del tiempo una serie de elementos de otros personajes, de otros deseos, otros anhelos, y que el día de hoy se recupera como una parte de la historia que siempre se oculta: la de los grupos subalternos, la de los dominados, y que cuando se levanta frente a la opresión del dominante, siempre la historia va a pasar como una historia que se tiene que olvidar, se tiene que censurar. En esta proscripción está una parte de nuestro relato de los pueblos que hoy deben conocer. La aportación más grande de Agustín Lorenzo, entre otros personajes, es que hay siempre una lucha frontal que debemos seguir realizando para que los cambios se gesten y los anhelos de libertad y de derecho se puedan cumplir. 

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