Trotsky, libertad, arte y muerte

El revolucionario ruso llegó al puerto de Tampico el 9 de enero de 1937 como refugiado, luego de su exilio; Diego y Frida lo hospedaron

Hoy se cumplen 82 años de la llegada al país del ideólogo revolucionario marxista León Trotsky. El político ruso Lev Davídovich, mejor conocido como León Trotsky, llegó a México al puerto de Tampico el 9 de enero de 1937 en calidad de refugiado, luego de ser exiliado de la Unión Soviética por iniciar una lucha contra el régimen de Stalin.

Según describe Olivia Gall en la publicación Trotsky y la vida política mexicana 1937-1940 (ponencia escrita a propósito del evento Trotsky, Cincuentenario de su Muerte, realizado en agosto de 1990 en el del Museo León Trotsky), el pensador llegó "En El Hidalgo o Tren Olivo, el tren presidencial; el alegre y colorido traje típico de Frida y el cálido trópico del Golfo de México dieron la bienvenida a Trotsky y a Natalia, procedentes del nublado y frío invierno europeo", y refiere no sólo un invierno climático, sino también político.

"Doce largos años de derrota política dentro del aparato partidario de la URSS; doce años de un exilio accidentado y penoso que, a partir de agosto de 1936, se había convertido en un túnel cuya sola salida -de no haberles acordado México el único asilo en el planeta- habría sido sin duda la extradición y la condena por los siniestros tribunales de los Procesos de Moscú", refiere.

Frida y Diego Rivera

El ruso pudo establecerse en el país gracias al apoyo del pintor Diego Rivera y con la ayuda del presidente Lázaro Cárdenas, quien le concedió asilo político. Indica información del sitio Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones Leon Trotsky que, tras una reunión, el Buró Político de la sección mexicana determinó una delegación formada por Diego Rivera y Octavio Fernández para entrevistarse y solicitar al presidente Cárdenas le concediera el asilo político a Trotsky dada la urgencia del caso. Ambos solicitaron apoyo a Francisco J Múgica, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, hombre de izquierda quién participó notablemente en las reformas a favor de la clase obrera durante la elaboración de la constitución de 1917 y amigo personal del general Cárdenas, quien redactó y escribió de puño y letra una carta personal dirigida al presidente Lázaro Cárdenas:

"Señor Presidente: tengo el honor de presentarle al gran pintor Diego Rivera, quién es, además un amigo y un correligionario... Le conciernen asuntos muy interesantes, con los cuales está personalmente ligado y que expondrá ante usted con la esperanza, que es también la mía, de que encontrará en su generosidad un recibimiento sincero." (Archivo del General Múgica, correspondencia privada 1935-1936. Centro de estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas AC Jiquilpan, Michoacán).

Según señala la publicación de Olivia Gall, Trotsky fue aceptado con la base del siguiente principio político:

"La política de México (...) no sólo se ciñe a las normas establecidas universalmente, sino que representa, a lo largo de nuestra historia, un esfuerzo permanente por lograr la evolución del Derecho en un recto sentido de justicia para las naciones y de liberalidad para los hombres, cualquiera que sea la procedencia o el origen de éstos. Leal a esa conducta, México se siente ahora en el deber de reivindicar con su actitud una de las conquistas de mayor contenido humano que había logrado ya el Derecho de gentes, la prerrogativa de asilo para los exiliados por causas políticas".

Luego de desembarcar, fue trasladado a la Ciudad de México, y en un inicio fue acogido por la pareja de artistas. Vivió en la Casa Azul de Frida y Diego en Coyoacán, hasta que hubo una ruptura política en 1939. Señala Gall, "Diego fue amigo, protector, mecenas, guía turístico, compañero intelectual, colaborador y "seudónimo" de Trotsky"; cambió su residencia a la calle de Viena también en Coyoacán, en la que sufrió dos atentados.

Atentados

El primero de ellos ocurrió en mayo de 1940, cuando un escuadrón de estalinistas, conformado por 20 hombres armados comandados por Leopoldo Arenal Bastar, y entre los que se encontraba el pintor David Alfaro Siqueiros, logró penetrar a la casa con la complicidad de Robert Sheldon Hart, un guardaespaldas de Trotsky que era un doble agente. No lograron asesinarlos en esa ocasión pues pudieron resguardarse y los guardias los repelieron.

Sin embargo, tres meses después Ramón Mercader, alias Jackson, un agente estalinista encubierto, logró quedarse a solas con Trotsky en el estudio de su casa, y lo golpeó en la cabeza cuando éste le dio bajo pretexto a revisar unos textos. El político murió un día después en el hospital.

Durante los tres años y medio que Trotsky pasó en el país, trató de entenderlo, y lo logró, señalado por Olivia, sólo hasta donde sus actividades políticas internacionales y su obligada defensa ante sus agresivos enemigos se lo permitieron: "Lev Davídovitch llegó a entender bastante bien la vida política nacional; no así, la cultura, el complejo modo de vida de este pueblo cuyas dos sangres, la indígena y la española, le siguen fluyendo en las venas, pero sin mezclarse. No es de extrañarse, ¿qué extranjero que viva en un país como este durante 3 años y medio logra aprehender su cultura, sus mitos, sus supersticiones, sus creencias, sus músicas, sus jerigonzas, su sincretismo religioso? Creo que ninguno, y Trotsky a pesar de su inteligencia y sensibilidad no estaba precisamente en la posición más cómoda para lograrlo".

Indica que sus escritos demuestran que logró abordar 9 temas de la discusión política nacional: una caracterización de la Revolución Mexicana; del presidente Cárdenas y su régimen; un esbozo político de las relaciones entre Vicente Lombardo Toledano, el Partido Comunista Mexicano, el Estado mexicano y el Kremlin; México frente a las potencias imperialistas en el momento de la expropiación petrolera; la administración obrera de las empresas nacionalizadas; la política dentro del movimiento obrero; el Segundo Plan Sexenal; las elecciones presidenciales de 1940; y las tareas a las que los revolucionarios debían abocarse.

Volkow: albedrío herencia del abuelo

En una entrevista realizada a Verónica Volkow, nieta de León Trotsky, por el escritor José Ángel Leyva, aparecida en el portal Este país, a principios del 2018, en ella, el ganador del Premio Nacional de Poesía "Olga Arias", recuerda que Verónica es descendiente de una familia, al menos por la parte paterna, de formación laica y marxista, revolucionaria, racionalista.

Por su parte, la autora de Oro del viento, comenta que en su ser confluyen varias tradiciones. "Vengo de una convergencia de tradiciones muy poderosas. Por supuesto, la marxista es la más conocida porque viene de mi bisabuelo paterno, o sea Trotsky, y es mundialmente celebrada, pues representa la defensa de los verdaderos objetivos de la lucha revolucionaria. Pero la herencia de mi madre, sin ser tan visible públicamente, es muy significativa en mi vida. Ella provenía del exilio español y era muy católica en el mejor sentido de la palabra. No porque asistiera con frecuencia a misa, sino por su devoción a la familia, su entrega al esposo, su sentido de piedad y de compasión cristianas, su gran capacidad para el sacrificio y el trabajo. Defendía, muy a lo español, a la familia, y nos dio una estructura familiar muy estable y sólida.

Paradójicamente, ella sabía convivir con la tradición revolucionaria de los amigos de la familia de mi padre, que aunque no destacaban por su defensa de los valores de la familia, eran loablemente fieles a un compromiso con la historia, con las ideas, con la política, con la evolución de la humanidad".

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