La muerte, una tradición de Guadalupe Posada

El caricaturista nació en 1852 en el estado de Aguascalientes y colaboró en el taller de Vanegas Arroyo,del que no se separó hasta su muerte

Un día como hoy, pero hace 106 años, murió José Guadalupe Posada, quien pese a su deceso dejó viva la expresión de la mexicanidad a través de sus obra: una elegante calavera que se ha convertido en ícono de la cultura popular mexicana dentro y fuera del país... La Catrina.

A más de un centenario de su muerte, el grabador, ilustrador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada continúa siendo uno de los artistas plásticos mexicanos más relevantes de la segunda mitad del siglo XIX; elogiado por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de crítica socio-política y mayormente reconocidas por sus ilustraciones de calaveras.

El grabador y caricaturista nació en 1852 en la ciudad de Aguascalientes en el estado que lleva el mismo nombre.

A los 18 años entró a la academia de dibujo a cargo de Antonio Varela, su único paso por la enseñanza formal, casi simultáneamente entró como aprendiz al taller Trinidad Pedroza, desde donde se editaba el periódico El Jicote, en el que Posada colaboró como ilustrador.

En 1892 comenzó a colaborar en el taller de Vanegas Arroyo, uno de los personajes más importantes en la historia de la prensa mexicana, del que no se separará hasta su muerte; junto a Manuel Manilla formaron una tríada que logró captar gran parte de la opinión pública de aquel periodo. Pero fue desde el taller de Pedroza que se editara la mayor parte de la obra de Posada, sus ilustraciones aparecían en revistas de bajo costo y en panfletos. Para 1900 Posada colaboraba en varios periódicos de oposición al gobierno de Porfirio Díaz, como La Patria y El ahuizote, entre otros.

Las tradiciones y supersticiones católicas del Día de Muertos, alimentaron y dieron forma a su obra, por ejemplo, la multicitada La Calavera Garbancera o mejor conocida como La Catrina.

 

 

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