Alejandro Lámbarry: Busqué habitar con la escritura el lugar donde vivo

El escritor y académico, hace poco publicó su libro Las aventuras de un lanzador de enenos, un deporte que motivó esta historia

"Los Little Men tienen todo el derecho a descalificar el deporte. Pero el argumento no debe ser que es 'políticamente incorrecto'. Debe haber algo más profundo, argumentado. De pronto, pienso que si lo 'políticamente correcto' es a lo más que esta sociedad puede llegar como pensamiento filosófico. Sería muy triste", aseguró en entrevista el narrador y académico Alejandro Lámbarry. 

"Entre más enano, más inteligente". No podría imaginar un deporte en el que, efectivamente, la meta sea lanzar lo más lejos a un enano. ¿De dónde surge la idea?

-El deporte existe. En la página http://mta-sports.com/ hay una nota sobre la vida de un enano, Wakenheim, a quien la prohibición del deporte en Suiza le destruyó la vida. Hay que decir, eso sí, que la mayoría de los lanzamientos que he visto en línea se dan en bares o en cantinas. A mí eso no me interesa.

Es interesante cómo desarrollas la historia, la voz del narrador y el lenguaje que utiliza, como si fuera a través de pequeños cuentos que permiten un pleno acceso y facilidad a la lectura. Al ser tu primera novela, ¿estuvo así pensado desde un inicio?

-Pensé en mil maneras, el proceso fue muy difícil. Escribí un texto con narrador omnisciente, otro con varias voces, otro con omnisciente y la voz de Tomás. De hecho, fue hasta cuando llegó Tomás que me sentí más relajado, tranquilo. Él se fue solito.

A lo largo de la historia se ven, necesariamente, señales muy claras que reflejan el acontecer actual en el país, como la relación entre los gringos y los mexicanos, los antros de Cholula y la gente que asiste al lugar, o la condición social y económico a pesar de destacar en una disciplina. ¿Este ambiente sugeriría algo?

-Me gustaría que sí. Monterroso le recomendaba a sus estudiantes de su taller de cuento "a no eludir la realidad inmediata: de ellos, de su clase, del país". Luego uno lee a Monterroso y es difícil encontrar esa realidad, pero ahí está: en la forma del género literario siempre subversivo, en el empoderamiento de la figura del lector. En fin. Otra cosa muy importante para mí era habitar con la escritura el lugar donde vivo.

Involucras también elementos como Los Little Men, o Mario, el personaje que encara al Gobierno, ¿se podría decir que a través de esto se reflejan algunas situaciones actuales como lo que se considera "políticamente correcto"?

-Totalmente. Los Little Men tienen todo el derecho a descalificar al deporte y luchar para su prohibición. Pero el argumento no debe ser que es "políticamente incorrecto". Debe haber algo más profundo, argumentado. De pronto, pienso que si lo "políticamente correcto" es a lo más que esta sociedad puede llegar como pensamiento filosófico. Sería muy triste. 

Si todos fuéramos por un momento lanzadores de enanos, ¿cómo podríamos tomar la figura de Mario?, pues es casi como si quisiera sacar ventaja de los dones ajenos

-¡Cierto! Pero igual el narrador, quien se aprovecha de la voz de Tomás. Si fuéramos lanzadores, respetaríamos únicamente a Tomás. Lo demás es parafernalia.

¿Cuál sería la forma ideal de leer Las aventuras de un lanzador de enanos?

-Como lo escribe Ítalo Calvino en Si una noche un viajero: "Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: '¡No, no quiero ver la televisión!' Alza la voz, si no te oyen: '¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!'... O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz."

¿Cómo se dio la relación para la publicación con La Pereza?

-Fui a la presentación del libro de cuentos de Felipe Lomelí, Ella sigue dormida, en Profética. Un amigo en común nos presentó. Felipe me habló de la editorial, chequé su catálogo, me gustó y les envié la obra en correo electrónico. Aquí en México las editoriales -imagino que la gente- no saben decir que no. Se ha perdido el género de la carta de rechazo, tan importante para la vida de un escritor. Cuando los de La Pereza me respondieron, a las dos semanas, me quedé muy sorprendido. Y cuando leí su aprobación, ni se diga.

En 2005 apareció Testamento de la carne y el espíritu, un libro de cuentos, ¿cómo fue el proceso entre uno y otro pensado en la distancia temporal, pero también en el mecanismo narrativo?

-¡Distancia kilométrica! Como todo joven que se siente escritor, yo quería publicar, pensaba que me iba a cambiar, no sé, que me iba a hacer más atractivo, más inteligente, más rico, más feliz. No me hizo nada de eso. Así que, para la siguiente publicación no tuve prisas.

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