Miércoles 01 Mayo 2019

El pasado 29 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Danza, por decreto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Esta disposición fue gracias a la iniciativa de Comité Internacional de la Danza, perteneciente al Instituto Internacional de Teatro, que eligieron la fecha por el aniversario del nacimiento del creador de la danza moderna, Jean Georges Noverre.

En el marco de esta celebración El Popular, diario imparcial de Puebla realizó una serie de entrevistas a expertos en el mundo de la danza, quienes compartieron algunas de las dificultades, sacrificios y mieles de este arte.

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Detrás de cada interpretación dancística hay un bailarín que se ha preparado horas y días enteros, que ha superado lesiones, que ha sacrificado relaciones personales, todo, para entregarse a su público y poder tocar su corazón.

Uno que ya llegó, otro que va en camino, y el que va comenzando…

Roberto Cristóbal Ramírez

Roberto Cristóbal Ramírez, un hombre de 56 años que ha dedicado su vida a la danza desde que tenía 12 años. Él descubrió su gusto por este arte cuando participaba en los eventos escolares en la primaria.

Con 44 años de experiencia, considera que uno de sus mayores logros es dirigir una de las compañías más importantes de México, llevarla al extranjero en diversas ocasiones y a participar en festivales de renombre en México, como la puesta Ritual a Quetzalcóatl, que lleva 29 años presentando en Cholula.

Su pasión

"La danza es vida en toda su expresión, de las pocas cosas que me llenan y me emocionan completamente. En su momento bailar, y ahora todas las actividades que hacemos con el ballet."

El maestro Cristóbal Ramírez reconoció que uno de los retos más difíciles a los que se ha tenido que enfrentar a lo largo de su trayectoria es el machismo, en el que se tiene la creencia social de que los hombres que se dedican a la danza son homosexuales.

Sin embargo, presume que es gratificante representar a México, porque está orgulloso de este arte, que le ha enseñado a valorar la vida y la herencia cultural de nuestro país. La violencia que aqueja a la sociedad en estos días podría solucionarse a través de las artes:

"Estoy completamente convencido, lo hemos dicho en varios escenarios, de la BUAP y en el extranjero: necesitamos generar a partir de las artes, en este caso de la danza, un cambio en la sociedad, el desarrollo de la sensibilidad y de los valores que te implica hacer un arte."

Bardo Cardona

Bardo Cardona, un poblano con 27 años de edad, cuya trayectoria es reconocida de manera internacional, es un joven con una mirada que expresa nostalgia y emoción; y es que después de haber visto sus sueños desvanecerse, nos contó lo siguiente:

Hijo de una maestra, siempre le inculcó el gusto por el arte y bailó desde que tiene memoria. Estudió comunicación, pero sentía que no lo llenaba, por lo que encontró en la danza un refugio para sus emociones.

El sueño

A los 19 años, Bardo decidió dejar la Comunicación y estudiar de manera profesional la danza, y se empeñó en encontrar una oportunidad, fue aceptado en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, para ser instruido por Mirtha García, cubana reconocida como una de las máximas exponentes de la danza.

"Para mí la danza lo es todo; cuando eres bailarín, nunca dejas de ser bailarín. Una vez que eres bailarín por una vez, jamás vuelves a ser el mismo, porque la danza te muestra tus partes más débiles y las más fuertes. La danza te ayuda a encontrarte."

Bardo cuenta que ésta es una carrera llena de sacrificios, pues ha tenido que faltar a reuniones con la familia y fiestas con amigos; además destaca que también ha tenido que sufrir pérdidas familiares sin despedirse.

"Dejé la vida, entrenaba 10, 12 horas al día. Llegaba cansado a casa de no poder más y llegaba a estirarme, a vendarme. Me vendaba los pies para conseguir más arco y tener más empeine, ser más elástico, porque como no empecé desde niño tenía que avanzar a un tiempo mucho más apresurado. El secreto de este trabajo es el sacrificio."

Gracias a su dedicación y esfuerzo, después de tres años fue becado para formar parte de la escuela Nacional de Ballet de Cuba, donde pudo hacerse amigo de varias leyendas de la danza en el mundo. Además, reconoce que en Cuba las exigencias son mayores, por lo que se requiere mucha disciplina.

El sacrificio

Inesperadamente después de dos años de estar en Cuba, se lesiona con dos hernias discales, en L4 y L5, que lo dejaron acostado, completamente inmovilizado. En ese momento, veía sus sueños truncados porque aunque tenía la esperanza de regresar, estaba consciente de que muy pocos deportistas se recuperan de una lesión de tal magnitud.

"Yo recuerdo que mamá me llamaba y yo estaba en la cama, ni siquiera podía tomar el teléfono. La señora de la casa que me rentaba en Cuba contestaba por mí, me ponía el teléfono en el oído. Mi mamá me preguntaba que cómo estaba, y yo le decía que bien".

Se me llenaban los ojos de lágrimas porque quería contarle, pero no podía contarle porque no la quería preocupar. Me decía: Hijo, sólo quiero que recuerdes que eres nuestro orgullo, y que siempre vamos a apoyar tu carrera, eres un gran bailarín, estamos locas por volverte a ver en escena, tu hermana y yo. Era muy difícil decirle: tal vez nunca me vuelvas a ver en el escenario"

Al momento de contarnos esta parte su vida, su voz se cortó y pidió unos segundos para recuperar el aliento.

"El sueño que estaba defendiendo tanto, por el que me estaba sacrificando con tal magnitud, se me estaba yendo de las manos y no había nada que pudiera hacer."

Fue tratado en el Hospital Nacional del Deporte, donde exclusivamente atienden a los competidores olímpicos de Cuba, por lo que después de un año de recuperación, pudo volver a los escenarios.

Bardo es un poblano que regresa a escenarios este 11, 18 y 24 en las instalaciones del foro SISTI, evento que lo llena de emoción, luego de haberse ausentado ocho años de la ciudad.

"Estoy súper orgulloso de ser poblano, a donde quiera que voy siempre lo presumo, siempre les digo a todos que tienen que ir a Puebla. Siempre amé mi ciudad, es una ciudad con una magia increíble."

 

Valeria Lastra Pérez

Valeria Lastra Pérez, una adolescente de 16 años que actualmente cursa el primer año de la educación media superior, lleva ya seis años dedicándose a la danza y espera no parar, para convertirse en una profesional.

Todos los días se levanta a las 6:30 horas, acude a sus clases de preparatoria, donde sale a las 13 horas para llegar a ensayar y tomar clases en la academia desde las 15 horas hasta diferentes horas de la noche, en que acaba cansada y agotada físicamente, pero con todo el ánimo y la fe de ser mejor al día siguiente.

La preparación

En 2017 egresó del Instituto de Danza SISTI, pero quiere continuar preparándose para llegar a ser una profesional reconocida internacionalmente.

"Por el momento estoy aquí, pero también me gustaría irme, a otro país o a otro continente. Mis planes son ir con la danza, continuar evolucionando. Me gusta mucho aprender."

Valeria se considera una bailarina disciplinada que ha recibido siempre el apoyo de sus padres, quienes la han impulsado desde que descubrieron su talento, gracias a que entró a un programa de danza por el interés de acompañar a una amiga.

Esta carrera le ha enseñado a quererse y respetarse a sí misma, pues es normal que en ensayos y presentaciones haya raspones, torceduras y demás lesiones, que forman parte de su formación como profesional.

Comenta que la danza es una carrera de mucho estrés, porque el bailarín es muy exigente consigo mismo y siempre busca ser mejor. Por esta razón, a inicios del 2018 dejó el baile para dedicarse de lleno a sus estudios y comenzar la preparatoria con la mayor concentración; sin embargo, un año después regresó a la compañía: "me di cuenta que no puedo vivir sin el baile", reflexionó.

Valeria afirma que este receso le permitió madurar como bailarina y como persona, por lo que en este momento considera que su crecimiento y desarrollo en la danza ha sido exponencial, e incluso, mayor que en los años anteriores.

Ella se inspira todos los días en el mexicano Emiliano Jiménez, que ha destacado en Estados Unidos por su versatilidad y su habilidad en la danza.