Los artesanos poblanos enfrentan cada día el menosprecio de sus creaciones por parte de los mismos mexicanos que exigen el "regateo" de prendas, las cuales tardan desde una semana hasta dos meses en elaborarse. Bertha Hernández y Cleotilde Flores son dos mujeres que han dedicado su vida al bordado y confección de ropa y accesorios, que presentan en el Festival de las 7 Regiones del 5 de Mayo. Ambas comentaron para El Popular, diario imparcial de Puebla, que sus creaciones son producto de varios días de esfuerzo y representan su única fuente de ingresos, por lo que el regateo se ha convertido en su principal enemigo a la hora de ofrecer sus artesanías. Aseguraron que son los extranjeros quienes más valoran y admiran sus prendas, aunque también se han creado imitaciones que son más económicas, pero que son de menor calidad. Lee: Expone Texas esculturas de artistas Mexicanos¿Cuánto tiempo llevan elaborando esta artesanía? -(Bertha) Desde que tenía 10 años, mis abuelos son los que empezaron con el bordado; nosotros somos de un pueblo que se llama San Gabriel Chilac. Mi mamá era la que confeccionaba los vestidos y ella me dejó la herencia a mí y yo seguí con el negocio de los vestidos bordados. -(Cleotilde) Desde los 8 años. Ahorita tengo 60, entonces 52. Yo vengo de Yaonáhuac, de la Sierra Nororiental del Puebla.
¿Cuál es el proceso de elaboración? -(Bertha) Primero trazamos, luego dibujamos y después empezamos a bordar. Ya bordada la prenda se lava muy bien, se plancha y ya se pega. Tenemos blusas, vestidos, vestidos de grandes tallas, de adulto y de niña; bordamos con hilo de seda y de algodón. Hemos bordado en lino, en tela de seda, para varios eventos especiales. A mí no me gusta engañar a los clientes, yo trabajo diferentes tallas, (…) la manta la lavo muy bien, la pongo a remojar tres o cuatro veces hasta que ya no le sale, porque le sale una sustancia como amarillenta. Ya hasta que veo que el agua está clarita, la meto a lavar ya con detergente y la lavo dos veces para que quede bien blanquita y ya la manta viene bien apretadita, y la talla; por decir, una 36, va a ser siempre 36, no se va a encoger; esa es la gran diferencia, porque en otras partes han vendido y luego me dicen que se compraron una blusa y ya no les queda. Es porque ellos no la saben lavar, no la saben confeccionar, y eso es también lo que nos ha afectado a los que trabajamos esta artesanía.
¿Quiénes en su familia se dedican a esta artesanía? -(Bertha) Mis hijas y mis nueras. Tenemos un taller registrado como Artesanías Bety, ahí en el pueblo de San Gabriel. -(Cleotilde) Mis hijos, ahora mi nieto hace el nudado más fino.
¿Qué opina de los modistas extranjeros que han imitado el bordado de la ropa mexicana? -(Cleotilde) Yo pienso que no está bien porque esto nosotros lo traemos de raíces y sacar de otra persona para que se lo lleven, pues como que no. Pero no lo van a poder sacar como nosotros lo sacamos, por la vista, porque la máquina no puede hacer eso.
¿Cree que los mexicanos hemos desvalorado las artesanías de nuestra cultura? -(Bertha) Sí, porque a veces repelan mucho el precio, y la verdad el bordado nos cuesta mucho. Por ejemplo, una blusa nos llevamos mes y medio para acabarlos. -(Cleotilde) Claro que sí, porque nosotros, como mexicanos que somos, no reconocemos lo que es artesanía.
¿Qué piensa del regateo? -(Cleotilde) No valoran nuestro trabajo y eso no está bien. Porque si nosotros vamos y compramos algo para comer, nos dicen por ejemplo el azúcar, nos dicen tanto y nosotros lo pagamos, no nos descuentan ni 10 centavos. Es un trabajo que hacemos, que tejemos desde la tela, el anudado y el bordado. |