Lunes 13 Mayo 2019

En forma de sátira irreverente y humorística, presentaron a Catarina de San Juan, mujer que dio vida a una de las figuras más representativas de la cultura en Puebla, a través de la obra ¿Yo la China Poblana?

Mirra, una princesa proveniente de Asia, se convence de ir a la Nueva España para buscar un mejor futuro; en su travesía pide al dios de los guerreros, que ningún hombre la pueda mancillar. Vestido como el luchador mexicano El Santo, aparece San Judas Tadeo, quien promete cuidarla para no ser tocada por ningún hombre.

Así, con el nombre de Catarina de San Juan, la mujer llega a Acapulco para después ser trasladada como esclava a Puebla, donde su popularidad crece gracias a las vestimentas que utilizaba, y es nombrada La China Poblana. Al morir sus amos, hereda su fortuna y su casa para poder casarse; sin embargo nunca consuma su matrimonio, debido a que San Judas Tadeo sigue interviniendo para que ningún hombre, en ninguna circunstancia, pueda tocarla.

Finalmente, por designio sagrado, Catarina comienza a hacer supuestos milagros, y eleva su fama en Puebla de Zaragoza, donde los habitantes la reconocen como una santa. No obstante, años después de su muerte, es declarada por la Santa Inquisición como no santa, debido a que no se tenía ninguna prueba de algún milagro realizado.

Durante la narración de esta historia, que aclararon los actores es mitad historia y mitad leyenda, se abordan temas como la sexualidad desde una manera muy humorística, además se mezclan temporalidades al combinar una historia del siglo XVII con símbolos actuales representativos de Puebla, como las cemitas, el Museo Barroco y el equipo de fútbol Puebla de la Franja.

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El autor de la comedia, Alejandro Licona, dijo para El Popular, diario imparcial de Puebla, que esta obra la escribió por encargo de una exfuncionaria de gobierno poblana; sin embargo al no ser del agrado de la solicitante, el libreto estuvo guardado alrededor de 7 años en un cajón. 

"Lo importante es que la gente se divierta, todo esto del Santo que la protege de ser mancillada, pues es pura diversión (…) Uno escribe para que se represente, no para que esté guardada en un cajón; eso es absurdo, escribir y no mostrar nada. Entonces yo me siento muy contento, cada vez que ponen una obra mía −si la ponen bien−, me pone muy contento."

Reconoció además que la puesta en escena mostrada en el Teatro Luis Cabrera de la Casa de la Cultura, fue de su agrado gracias al entusiasmo de los actores y a la inversión que se realizó en la producción de la obra.

Exhortó al público poblano a hacer del teatro una costumbre popular.

"Sigan viniendo al teatro, que la hagan una tradición como ir al cine, ir al teatro. Porque luego se piensa que ir al cine es algo caro o algo elitista y debe ser algo popular, como es este caso".