Miércoles 15 Mayo 2019
El olor a óleo y una melodía de música clásica envuelven a un hombre sentado en un pequeño banco sin nada más que una paleta de pintura y un pincel, cuyos ojos reflejan amor a su creación y sus canas dan fe de los años que ha dedicado a su profesión.

David Castañón Bolaños, un poblano de 63 años de edad que ha dedicado su vida al arte, es un maestro que afirma, no sólo ha enseñado técnicas y teorías del arte, sino experiencias y lecciones de vida.

En una charla para El Popular, diario imparcial de Puebla contó que, desde que tiene memoria, ha pintado con lo que tiene al alcance; a pesar de estudiar una ingeniería, regresó en cuanto pudo a la pintura y a la escultura.

"Dejé todo para dedicarme a esto, no con la intención de enriquecerme o de vivir de eso. Pero para vivir de esto tienes que trabajar, tienes que ser disciplinado, tienes que establecer tus horarios y dedicarte de lleno, si de verdad te gusta y te apasiona."

Relató que su formación académica como artista fue difícil, ya que en aquel entonces en Puebla no existían escuelas ni academias, por lo que tenía que viajar a la Ciudad de México para estudiar y especializarse en el arte. Durante sus inicios como artista, regalaba sus creaciones, principalmente a sus amigos y a su familia, pues así se sentía realizado.

El maestro reconoce que en México, y en especial en Puebla, el trabajo de los artistas, ya sea pintor, cantante, actor, es poco valorado y su alcance es subestimado por la sociedad, por lo que "el esfuerzo de un artista debe reconocerse porque se trata de una lucha diaria ante el menosprecio de su propia gente".

Afirmó que, después de varios años, sus obras finalmente fueron valoradas y reconocidas por gente de otros países.

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Explicó que el arte se encuentra en cualquier rincón donde la gente quiera inspirarse; sin embargo, aceptó que la sociedad ha perdido la sensibilidad ante los fenómenos artísticos de la naturaleza que se encuentran cada día, y esto ha derivado en la violencia y el estrés que se vive de manera cotidiana.

Cuenta que se dedicó a la docencia desde el momento en que le surgió la necesidad de compartir con las demás personas el aprendizaje que el arte le dejó. Resaltó que la satisfacción que siente al ver a sus alumnos realizados es algo incomparable.

Expresó que "el trabajo de los maestros de arte va más allá de sólo compartir conocimientos académicos", por lo que aconsejó a aquellas personas dedicadas a la pedagogía en general que se involucren en la formación humana y social de sus alumnos.

"Al alumno que pasa por tu vida, trata de encaminarlo. No sólo se trata de mecánicamente enseñarle, también es una persona, y si tú puedes orientarlo en algo, hazlo, porque los jóvenes, cuando tienes empatía con ellos, te confían muchas cosas y se acercan a ti, entonces no los decepciones."