21 Julio 2019

Cierras los ojos y vuelas. La imaginación te lleva al ritmo de la melodía a las grandes catástrofes o bien a encontrar el gran amor, ésta es la magia de los grandes conciertos de la sinfónica donde la música se convierte en un lenguaje universal.

Ésta es sólo una de las experiencias que se vivieron en la clausura del Tercer Encuentro de Bandas Sinfónicas Juveniles Udlap y Segundo Curso de Dirección para Banda Sinfónica Udlap.

Evento en el que participan músicos de distintas partes del país y del extranjero. Los representantes fueron sometidos a un riguroso proceso de selección y que tiene como objetivo lograr un proceso de integración que tenga como consecuencia el desarrollo de habilidades superiores en torno al mundo de las bandas sinfónicas.

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Crónica de un espectador

En el auditorio Guillermo y Sofía Jenkins, ubicado en lo que en algún momento fue conocido como la Exhacienda Santa Catarina Mártir, el público comenzaba a ocupar los mejores asientos disponibles. Con la precisión que le merece, uno a uno los directores invitados fueron dirigiendo un repertorio preparado con piezas cuya dificultad representó un desafío tanto para los jóvenes músicos, como para los directores.

El ímpetu y la emoción desbordante se notaron en la dirección del poblano Israel Crisóstomo, cuando rompió el paradigma del escenario en un nivel distinto al del público, haciendo que los músicos intervinieran en los pasillos de las butacas, provocando una experiencia sensorial con la pieza Stradance, de Michael Sweeney.

Y cuando el público había pensado que no habría más sorpresas, ante nuestros ojos se presentó la directora oaxaqueña Iliana Olivia Fuentes Ordaz, para dirigir Continuum del músico Robert Buckley, una pieza que suena a misterio y dejó al descubierto el talento de la única mujer en la lista de doctores que participaron en el festival.

Los siguientes en la lista de participación fueron los poblanos José Antonio Camacho Zamora, seguido por Sain Ommán Leyva Abascal, con The Falls de Rossano Galante e Hymn to the infinity Sky de Satoshi Yagisawa, respectivamente. La primera de estas piezas incitaba a la fuerza y al derroche, mientras que la segunda alardeaba de dulzura.

Le siguió la famosa composición Pilatus, dirigida por Luis Arturo Garcia de la Rosa proveniente de Morelos quien además está a cargo de la Direccion Artística del encuentro; y cerrando con broche de oro, se presentó ante el público Marco Antonio Hernández Kroestzch de Baja California Sur, para dirigir una conga inédita en México, que le mereciera una larga oleada de aplausos.

Así finalizó un concierto sin precedentes para el que los participantes se prepararon de manera ardua. Sergio Castro Medina, director general, fue el encargado de los agradecimientos y despidió no sin antes adelantar una edición más para el siguiente año.