Viernes 26 Julio 2019

¿Qué es lo bello? en una sociedad donde los cánones de belleza se establecen a través de la figura esbelta, nariz respingada, color porcelana; que se usan para mostrar lo bello dentro de una sociedad occidental. Los de piel oscura personas con sobre peso y otros rasgos. Sin embargo el "salirse de lo normal", es la postura que propone el artista Santo Miguelito, un joven cholulteca que con sus obras,pretende revolucionar los estereotipos dentro del mundo del arte.

Y es a través de la fotografía y bordado, que Santo Miguelito deja expuesta la visión de sí mismo, donde lo mundano y lo grotesco se unen para crear obras poco ortodoxas, muy lejos de lo que estamos acostumbrados a ver.

En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, el artista explicó que la autodenominación de santo proviene de una sátira hacia lo religioso, haciendo referencia a la creencia de que las personas que fueron denominadas santos en algún momento de su vida fueron muy pecadores.

"Yo decidí darle la vuelta a esta creencia, porque según yo no he sido pecador; en entonces a partir de esta situación incómoda decidí volverme el malo, siendo el santo. Quería darle nombre a este modelo gordo, porque me di cuenta de que en el mundo del arte no es muy tomada en cuenta esta noción del cuerpo gordo."

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La ritualidad del bordado

Nacido en 1986 y criado por mujeres, Miguel aprendió a ser un hombre hogareño, orgulloso de sus raíces cholultecas. Fue a los siete años cuando observó a una de sus tías en una actividad de la que de inmediato se enamoró; el bordado. Mirar el gusto y la concentración con las que su tía bordaba lo llevaron a aprender esta actividad, a la que considera todo un ritual.

"Era una especie de Chac mool. Se acostaba en un sillón de los dobles y se ponía a bordar, y de repente levantaba su pierna y la dejaba levitando, y no se daba cuenta. Entonces esto te da una idea de la concentración que te brinda el bordado. Es un ejercicio de introspección tan poderoso, que empiezas a ver tu vida y a visualizarte a ti mismo."

Ruptura de paradigmas

Al pesar poco más de 100 kilos, Miguel vivió una etapa de su vida en que el sobrepeso le generó burlas y problemas de autoestima; sin embargo, gracias a las enseñanzas de su papá, siempre defendió el potencial que podía tener, más allá de su físico.

Fue gracias a su carrera que se adentró en la historia del arte, y fue cuando se dio cuenta de que los cuerpos con sobrepeso pasaban casi de manera invisible, por lo que gracias a sus experiencias personales encontró una oportunidad de trabajar consigo mismo.

"Yo dije que le daría voz a este cuerpo que es invisible, para que todos pudieran verlo. Entonces lo quise empoderar sin generar estereotipos, sólo para hacer visibles las diversidades que existen, que no sólo es una con el cuerpo marcado y ciertos lineamientos europeos, porque el cuerpo y la anatomía del mexicano se sale completamente de este estereotipo."

De esta manera, en sus trabajos podemos observar cómo juega con esta postura, de modo que impacta a la sociedad desde las actitudes que toma donde permite que se burlen de él, pero a través de un mensaje, captado entre lo grotesco y lo delicado.

"Desde agarrarme una teta y ponerme en posición de mírame, o agarrarme una llanta y pellizcarla para que se haga visible, o tomar un cuchillo y ponerme como si fuera el puerquito al que van a sacrificar, es algo parecido a los anuncios de carnitas donde hay un puerquito, en que aparece feliz porque se sabe importante a pesar de que lo van a sacrificar."

De acuerdo con lo que expresa, sus aportaciones no sólo rompen este paradigma de la perfección en la corporalidad de las personas, sino también en la disolución de la dualidad de hombres y mujeres para las actividades que cada quien debe realizar. En este sentido, a través del bordado rompe con esta idea, proponiendo una visión artística de algo que fuera considerado como una manualidad.