Nelly Campobello, la voz infantil de la Revolución Mexicana
La muerte y la tragedia fueron las constantes en su vida; a la primera aprendió a capotearla, la segunda la padeció al final de sus días
Francisca Ernestina Moya Luna, mejor conocida como Nellie Campobello (Villa Ocampo, Durango, 7 de noviembre de 1900) escritora, precursora del ballet en México y testigo de la Revolución Mexicana, es considerada la primera narradora moderna del siglo XX mexicano. La pequeña Nellie vivía con sus hermanos en Villa Ocampo y posteriormente se fue a Hidalgo del Parral, Chihuahua, lugar que sirvió de contexto a sus obras: Yo (1929),Cartucho(1931), Las manos de mamá (1937)y Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa(1940), Ritmos indígenas de México(1940). Tras la muerte de su madre, Rafaela Luna, la familia se muda a la Ciudad de México a finales de 1923. Nellie descubre en la capital la danza, y allí desarrolla su prolífica trayectoria. En 1923 inició su carrera como bailarina, junto con su hermana Gloria, en la Ciudad de México. Lee: Retratan artistas a través de palabras y sus espacios
La danza y su legado Nellie llegó a ser tan importante en el mundo de la danza, que Lázaro Cárdenas la comisionó para la presentación de una coreografía que representara al movimiento armado y sus éxitos posteriores en áreas como la educación pública y la paz. Junto con Martín Luis Guzmán y José Clemente Orozco fundó el Ballet de la Ciudad de México, que se presentaba en el Palacio de Bellas Artes En él colaboraron artistas como Carlos Chávez, Julio Castellanos, Carlos Orozco Romero y Roberto Montenegro. Bajo su dirección, su hermana Gloria Campobello (Soledad Campobello Luna) llegó a ser considerada la Prima Ballerina de México. Entre las alumnas de Nellie Campobello destacan Guillermina Bravo, Amalia Hernández, Josefina Lavalle, Dina Torregrosa, Emma Ruiz, Rosa Reyna y Martha Bracho, entre muchas otras.
Desaparición y muerte En 1984, a sus 84 años, de manera súbita desapareció de los lugares que frecuentaba, así como sus pertenencias y valiosas pinturas de Diego Rivera y de José Clemente Orozco. Tiempo después, en 1998, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal investigó y descubrió que Nellie murió el 9 de julio de 1986 y que había sido enterrada en el Cementerio Progreso de Obregón, en Hidalgo. En sus últimos días fue privada de la libertad por Claudio Fuentes Figueroa y/o Claudio Niño Cienfuentes, y su esposa (una alumna de Campobello) María Cristina Belmont. Afortunadamente, muchas de sus coreografías de danzas indígenas fueron rescatadas. Sus restos fueron trasladados a su natal Durango. Cartucho y la voz infantil “Vengar la injuria”, fueron las palabras de Nellie al escribir Cartucho. En 1931 se publica en Xalapa, Veracruz, donde relata la lucha que se vivió en el norte de México. La edición fue financiada por Germán List Arzubide. Cartucho está narrada en tres partes: Hombres del norte, Fusilados y En el fuego, cada una constituida por relatos cortos de episodios o personajes de Parral y de Villa Ocampo. Los relatos son contados por una voz infantil, muy distinta a la de sus contemporáneos, plasmó pequeños detalles en sus personajes, lo cual hace que los relatos se sientan muy vivenciales. En su mayoría están plagados de escenarios de muerte, dolor e injusticias. Todo eso visto por los ojos de una pequeña. Las mujeres El espíritu femenino que rescata Nellie es una “bofetada con guante blanco” a las tropelías que sufrieron, empezando por su madre, que fue violentada por un capitán acusándola de ayudar al bando contrario, amedrentándola en presencia de sus hijos y de la pequeña Nellie que nunca olvidaría la afrenta. La fuerza y el amor
La voz de Nellie es una voz femenina fuerte pero infantil, que ve la muerte como algo natural. Las imágenes de sus historias son muy similares a las que actualmente vemos por el narco o el crimen organizado; historias en escenarios crudos, gente desollada, desmembrada, que murió por ideologías o venganzas personales que nada tenían que ver con el origen de la Revolución. Sin embargo, en esos escenarios desoladores Nellie pestañea y encuentra espacios para el amor. Plasmó la parte, la que olvidaron los reconocidos narradores de su época. Su escritura adquiere un valor muy distinto. Es por eso que Nellie merece ser “rescatada” a través de sus historias. |