No creo un sólo estilo, cada obra es un discurso distinto: Irán Romero

El artista Irán Romero dijo que es inútil tratar de explicar las obras, ya que ellas por sí solas deben cumplir ese efecto

No creo un sólo estilo, cada obra es un discurso distinto: Irán Romero
Cortesía | Irán Romero No creo un sólo estilo, cada obra es un discurso distinto: Irán Romero

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¿Qué es tocar fondo? Puede ser el límite de la vida misma, su último aliento, un abandono del artista al arte por la misma exigencia de la otra vida en la que también se arriesgó: la familia.

Para Irán Romero es una exposición con la que regresa al mundo de la plástica. Y es que después de diez años, fue un tocar fondo y resurgir a través de figuras que pueden resultar tétricas, misteriosas.

La exposición se encuentra en la Casa de Cultura, en la sala Héctor Azar, con 10 esculturas, 9 relieves, 3 dípticos que dan un total de 19 piezas, esculpidas en madera y algunas armadas con piezas de material reciclado que el artista recopiló en los deshuesaderos y las que logró concluir este proyecto.

En una charla con El Popular, diario imparcial de Puebla, Irán Romero nos cuenta cómo fue tocar fondo y resurgir.

Al cuestionar al artista sobre su obra, responde que no es afecto a explicarla, pues considera que la obra debe explicarse por sí misma.

“No soy muy afín a explicar las obras. Todas ellas son simbólicas, el espectador descifra el símbolo y así sabe el significado de la obra, lo que quiere decir. Es válido que cada quien haga su interpretación; yo abogo mucho por la sensación que te cause una obra y que ocupes esa sensación de una manera racional.”

Sobre la elección de los materiales, responde que casi siempre lo hace de manera azarosa, dejándose llevar por los impulsos.

“Trato de buscar materiales que perduren. Por ejemplo en Abismo, que son dos personajes nadando que tienen un traje de buzo y una manguera, son cámaras de bicicleta, de motos, de guantes. Uno, con puras mangueras de radiadores de autos.

“Cuando estoy en búsqueda de algún elemento, generalmente es muy azaroso. No necesariamente estoy pensando en lo que voy a encontrar, más bien veo objetos que se me aparecen al azar. A veces voy a los deshuesaderos, pero no agarro cualquier elemento, sino los que me causan cierta sensación, en este caso las mangueras. Había tantas mangueras juntas, que me hacían sentir algo más visceral. A partir de los objetos que me encuentro, yo ya decido ocuparlos y hacer una obra. Busco que los elementos tengan algo que decir y ya los ocupo.”

Sobre el texto que se encuentra a la entrada de la muestra, el artista responde que ésa fue la forma de explicar su obra.


“Esa especie de poema es algo que yo ya escribí sobre mi trabajo; muy pequeño, tampoco quise ahondar más en eso. Cuando inauguré pensé esto: cuando tú te vas al mar o te vas al campo o al desierto o la selva, para el diálogo interno y sólo sentir las cosas, el espacio, esa tranquilidad sin racionalizar tanto, sería inútil explicarla.”

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La obra está saturada de color negro, y a pesar de que comparte algunas formas y el color, la obra, dice el artista, es un mensaje distinto.

“Las piezas comparten el negro. Me gustó verlo en una de las primeras esculturas. Hay esculturas que tiene más carácter; el negro esta prejuiciado y hay que tener cuidado con eso. Hay piezas que me lo pedían. Antes tallaba las piezas más puras, que se viera toda la veta, que luciera la madera. Pero en éstas tenía que trasmutar el material a otra cosa, y que se pudiera definir la materia en otra cosa. Quise darles un sentido existencialista, mostrando un poco la vorágine de depredadores que somos los humanos.”

Al cuestionarle si eran una especie de representaciones humanas, Irán respondió que era la unificación de lo humano y lo animal.


“Las figuras tienen la mirada humana, y la idea es que sean un pez derivada de un pez globo. Pero hay quien me ha dicho que parecen simios, pero ya eso es más subjetivo. Lo que quería era unificar ambas partes: la animal y la humana.”

La satisfacción del artista fue lograr el efecto que buscaba en los asistentes.

“Me siento satisfecho con la exposición, aunque muchas veces sólo llegan y te dicen: ‘qué bonito tu trabajo, felicidades. Pero en esta ocasión hubo gente que se me acercó y profundizó en el trabajo. Interpretaron lo que yo pensaba mostrar de ella; es decir, sí cumplió ese efecto.”

El artista no cree tener un solo estilo, ya que las piezas presentan distintos procesos.

“El hecho de lograr cualquier material y lograr la idea de ese proceso es una especie de reto. Cada obra es diferente, aunque compartan ciertas similitudes como el color o la forma. Eso es lo que me gusta renacer en cada obra. No creo en un solo estilo, cada obra es un discurso distinto.”

Ahora, después de diez años de tocar fondo y salir a flote, Irán Rómero dice estar preparando otras piezas para futuras exposiciones.

“Tengo otras piezas que quedaron fueran de la exposición, porque quise hacer más diversa la exposición. Tengo otras 9 piezas que bien se integran a ésta. Lo que quiero hacer es una exposición de arte erótico y espero poder materializarla. Quizá sea para el siguiente año.”

La exposición “Tocando fondo” se podrá visitar hasta el 30 de enero del 2020.