Recuerdan al ilustrador Gabriel Vargas a 10 años de su deceso

El caricaturista plasmó la vida del barrio citadino en sus historietas y continúa siendo un referente de la cultura popular en México.

Cuando el dibujante hidalguense Gabriel Vargas Bernal aceptó el reto de crear una historieta que tuviera como personaje central la figura de una mujer, no imaginó que su obra más famosa, La Familia Burrón, se convertiría en símbolo de identidad de los mexicanos al mostrar, a través de sus personajes, la diversidad social, la cotidianeidad y el colorido de los barrios urbano-populares capitalinos.

La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) recuerdan al historietista fallecido el 25 de mayo de 2010 en la Ciudad de México, quien solía afirmar: “Hay que hacer reír al pueblo porque la risa es alimento del alma”.

Vargas Bernal, originario de Tulancingo, Hidalgo, donde nació el 5 de febrero de 1915, desde temprana edad se destacó como dibujante. En 1930 ganó el segundo lugar en un concurso internacional de dibujo celebrado en Osaka, Japón, y rechazó una beca para estudiar diseño en París, empleándose como ilustrador en el periódico Excélsior, donde a los 17 años ocupó la jefatura del Departamento de Dibujo.

Su carrera

En su juventud, Vargas Bernal creó la historieta Los súper locos, en la que nacieron los personajes Jilemón Metralla y Bomba; luego aceptó el reto de crear una revista con una mujer como personaje central, así nació La Familia Burrón, publicación que llegó a tener un tiraje semanal superior a los 500 mil ejemplares.

En la historieta, publicada originalmente en 1948 como El señor Burrón o Vida de perro, rescató el lenguaje de los barrios capitalinos; creó alrededor de 60 personajes, entre los que destaca Borola Tacuche, Don Regino Burrón, Regino y Macuca Burrón Tacuche; El tejocote, Fóforo Cantarranas y Wilson, el perro.

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Con el tiempo, las frases de sus personajes se hicieron parte del lenguaje coloquial, por ejemplo: “¡A mover el bigote!”, “¡Está de rechupete!”, “¡Está bien chipocludo!” o “¡Vete de volada a comprar las tortillas!”, entre otras; asimismo, dio vida a las revistas de dibujos, por mencionar algunas. Los chiflados, Las del doce, Pancho López y Sopa de Perico

Reconocimientos

El caricaturista fue galardonado con múltiples distinciones, en 1983, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en Caricatura por su trabajo realizado en Editorial Panamericana, posteriormente, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes y Tradiciones Populares en 2003, año en que también recibió la Medalla José Vasconcelos que otorga el Seminario de Cultura Mexicana.

También ganó el Premio La Catrina en la FIL de Guadalajara 2005 y fue reconocido como Ciudadano Distinguido por el Gobierno de la Ciudad de México en 2007, entre otros.

En la calle Regina, del Centro Histórico, se recreó en agosto de 2010 un mural con imágenes de personajes de La Familia Burrón en homenaje a Gabriel Vargas, Frida Kahlo y a los escritores finados Carlos Monsiváis y Carlos Montemayor, titulado Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo, en una paráfrasis a la célebre obra de Diego Rivera: Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.

Para investigadores y caricaturistas, el historietista hidalguense es considerado un gran cronista gráfico del siglo XX, en este sentido, el autor de Gabriel Vargas, una historia chipocluda, Agustín Sánchez González afirmó que “los autores se mueren cuando dejan de tener lectores, pero en la medida en que Gabriel Vargas siga teniendo lectores, seguirá vivo e impactando a la sociedad mexicana”.

En tanto, el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, consideró a Vargas Bernal un fenómeno cultural al construir un pequeño mundo que hizo del México urbano de su época, un microcosmos muy completo. Coincidió con el también historiador Sánchez González en que el homenaje que se le puede hacer a Vargas es leyendo sus trabajos y hacer que lo conozcan las nuevas generaciones.


Tras una década de no publicarse regularmente La Familia Burrón, el Centro Cultural Pedregal y el Museo del Estanquillo / Colecciones Carlos Monsiváis comparten una muestra que reúne reproducciones digitales de portadas originales, así como algunos ejemplares impresos para deleite de los amantes de la historieta mexicana.


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