Celebran a Geles Cabrera, pionera de la escultura contemporánea en México

Fundadora del Salón de la Plástica Mexicana e incansable promotora del arte en México.

La artista Geles Cabrera, pionera del movimiento de escultura contemporánea en nuestro país, fue −con tan solo 22 años− la primera mujer en exponer su obra fuera de México, además de una de las primeras alumnas de escultura en la Academia de San Carlos.

El artista conceptual Pedro Reyes, quien sostuvo una entrevista con la escultora, recordó que la exposición Geles Cabrera. Primera escultora de México (que se presentó en 2018, en el Museo Experimental El Eco) tenía como objetivo despertar interés entre coleccionistas, responsables de museos y galerías, para que el legado de Geles se conserve, además de promoverlo entre público de nuevas generaciones.

Y es que Ángeles María Cabrera Alvarado, conocida como Geles Cabrera, originaria de la Ciudad de México (1926), se abrió paso en una generación en la que las mujeres aún no tenían presencia en la academia, sin embargo, su esfuerzo y talento la llevaron a formar parte de la generación conocida como La Ruptura, y a exponer su obra dentro y fuera del país.

Vocación por el arte

En su familia se respiraba arte. Su padre, ingeniero civil, dueño de una fábrica de papel maché, elaboraba decorados art nouveau para casas residenciales, el mismo papel con el que Geles comenzó a crear esculturas. Su tía, Rosario Cabrera -también artista- fue responsable de las Escuelas de Pintura al Aire Libre promovidas por José Vasconcelos. Con estos guías, la pequeña Geles aprendió a manejar la luz, la sombra, el espacio y el volumen.

Sin embargo, las artes plásticas no fue lo único que la escultora estudió. Por la mañana asistía a la Academia de San Carlos (1943 a 1947) y por la tarde acudía a la Escuela de Danza. Al cerrar la fábrica de su padre, en 1947, la familia se mudó a Cuba; sin embargo, ella se dedicó al arte y se inscribió en la Academia de San Alejandro.

Entre 1948 y 1949, recibió el segundo y primer premio –respectivamente- en el XXXI Salón de Bellas Artes de La Habana, Cuba. Al regresar a México, en 1949, continuó sus estudios en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, del INBAL.

 

En ese tiempo su trabajo se distanció del realismo y empezó a experimentar nuevas formas de escultura que no encajaban con el criterio de la institución en la que estudiaba, por lo que siguió explorando diversas formas de representación del cuerpo humano en las cuales la piedra dejaba de ser únicamente un material para convertirse en un motivo.


 

 

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