Clarice Lispector la más universal de las escritoras brasileñas: Nélida Piñón

La obra de Lispector ofrece una reflexión sobre la angustia de la humanidad.

Clarice Lispector, de cuyo nacimiento se recuerdan 100 años el jueves, logró convertirse en la más universal de las escritoras brasileñas “al enseñarnos que todos somos extranjeros en el mundo”, dijo en entrevista la también literata brasileña Nélida Piñón, su amiga durante casi dos décadas.

La escritora nació el 10 de diciembre de 1920 en Chechelnyk (Ucrania) y murió a los 56 años por un cáncer de ovario el 9 de diciembre de 1977, exactamente hace 43 años este miércoles.

“En sus obras, especialmente en sus crónicas, están concentradas sus reflexiones sobre la humanidad, sobre la angustia, sobre la melancolía, sobre una tristeza que quizás procede de sus orígenes en una familia judía que huyó de las persecuciones de Rusia y de las limitaciones de dinero, es decir de su condición de emigrante suelta en el mundo”, aseguró la autora de La República de los sueños al referirse a la literatura de su amiga.

“Ella siempre habrá sentido la carencia de la tierra y por eso creo que en su texto nos enseña que todos somos extranjeros en el mundo”, abogó Piñón, una descendiente de inmigrantes gallegos que, pese a los 15 años de diferencia de edad, consiguió convertirse en la amiga con la que Lispector conversaba o salía diariamente.

CLARICE CONVIRTIÓ SUS REFLEXIONES PERSONALES EN UN YO COLECTIVO

 

De acuerdo con Piñón, además de “un lenguaje luminoso”, Clarice abordó asuntos absolutamente originales y sensibles con los que intentaba hablar profundamente de ella misma, pero que terminaron convirtiéndose en un “yo colectivo” que le permitió alcanzar a los jóvenes de Brasil en la época y los del resto del mundo después.

“Además, pese a que de ninguna manera era una feminista, produjo una obra que habla del mundo de la mujer que prospera, de la mujer que crece, de la mujer que se permite buscar el mundo”, afirmó al referirse a la escritora brasileña.

Su angustia existencial y desengaño la emparenta con grandes figuras del siglo XX como Virginia Woolf, Jean-Paul Sartre o James Joyce. Además, desde Franz Kafka (1883-1924), está considerada la principal escritora judía.

De acuerdo con la que fuera primera la presidenta mujer de la Academia Brasileña de las Letras (ABL), algo que Lispector llegó a predecir, en sus cuentos Clarice consigue abordar la realidad cotidiana con todas sus mezquindades y en la que los seres humanos viven inmersos en la incertidumbre.

Para Piñón, una de las primeras novelas de su amiga, La pasión según G. H (1964), es la historia de la total desesperanza, del desacuerdo de un personaje consigo mismo, de una protagonista a la que nada puede consolar.

Y su última novela, La hora de la estrella (1977), agrega, “es la gran reconciliación de Clarice con la realidad brasileña”. “Ella finalmente abandona esa especie de espiral mental, emocional y sensible, y baja, baja de una manera dramática, a la pobreza de la gente. Creo que antes de morir Clarice finalmente logra aterrizar en la tierra y verse como una brasileña humilde del pueblo”.

Piñón fue presentada a la autora de Lazos de familia y Cerca del corazón salvaje en 1961 por una amiga en común.

“Mi amiga me llevó a su apartamento sin decirme nada y cuando Clarice abrió la puerta yo me asusté porque no imaginaba que iba a conocerla. Pero la presentación fue a petición de ella porque era una mujer muy intuitiva y ya imaginaba que aquella joven escritora, tan sonriente y siempre alegre, como siempre lo he sido, sería su amiga hasta el final de la vida”, relató.

De temperamentos totalmente diferentes, Piñón cuenta que varias veces a la semana la recogía en su casa para pasear y en el propio coche le decía cosas para alegrarla y conseguía mejorarle el ánimo.

“Antes de llegar a ser una escritora universal, Clarice se convirtió en una escritora universal en Brasil. Y digo eso porque ella alcanzó una altitud muy elevada como autora. Y, más que por su estética, lo logró por la metafísica, por la trascendencia de su literatura”, explicó.

UNA ESCRITORA QUE NUNCA SUFRIÓ EN EL LIMBO DE LA LITERATURA

“Ella tiene esa simbología trascendente y, consecuentemente, su obra se fue divulgando rápidamente, milagrosamente muy rápido. Su gloria literaria en el exterior también fue muy rápida y eso le permitió no caer nunca en el limbo”, afirmó.

Según Piñón, a diferencia de Clarice, muchos grandes escritores sólo son reconocidos como tal mucho tiempo después.

La ganadora del Premio Príncipe de Asturias de Letras en 2005 y del Premio Menéndez Pelayo en 2003 discrepa de las versiones según las cuales la importancia de su amiga para la literatura brasileña sólo fue reconocida después de su muerte.

“Cuando ella debutó con 'Cerca del corazón salvaje' (1943) recibió elogios de importantes críticos y ensayistas, del público no tanto, porque en Brasil es necesario mucho tiempo para que el público te reconozca”, dijo.

“Después el propio Ministerio de Educación le publicó un libro de cuentos y ella comienza a publicar sus crónicas, sus cuentos y sus reflexiones en revistas y tiene mucho éxito. Pero, como en Brasil, y quizás en muchas partes, siempre se sacrifica a alguien o a muchos por cuenta de un gran hombre, el escritor que estaba en evidencia en la época era (Joao) Guimaraes Rosa”, afirmó.

“Cuando murió ella ya tenía un gran prestigio y nombre, aunque no el éxito con el público ni era tan popular como Jorge Amado, pero estaba ascendiendo”, agregó Piñón, quien citó los elogios de los críticos franceses, su fichaje por la agencia de Carmen Balcells y su traducción al inglés para ser publicada por Random House como otros detonantes de su éxito en la época.

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