El diálogo improbable entre Joan Miró y el chino Zao Wou-Ki
Pese a su pequeño tamaño, la exposición “El más joven de todos nosotros: Zao Wou-Ki sobre Joan Miró” explora una comparación hasta ahora inédita en el mundo del arte que parte de una amistad y una emoción.
La obra de Joan Miró y el chino Zao Wou-Ki dialoga a partir de este jueves en la Galería Mayoral de París, antena en la capital francesa del galerista Jordi Mayoral, quien defiende los puntos comunes entre estos dos artistas que, pese a la diferencia de edad, conectaron en sus creaciones. La muestra, con apenas una decena de cuadros, permanecerá abierta hasta el 23 de julio en la Avenida Matignon de París, y presenta una parte más desconocida y experimental de la obra del barcelonés Miró, ya en los últimos años de su vida, como el lienzo Pintura (Proyecto para un tapiz) "La exposición parte de una obra que regaló Zao Wou-Ki a Joan Miró por su 85 aniversario y es muy curioso y significativo porque se la dedica escribiendo ‘Para Joan Miró, el más joven de todos nosotros”, explica a Mayoral desde su sede en París, que abrió en noviembre de 2019. El hecho de que Zao, mucho más joven que Miró, le escribiera eso muestra la admiración del pintor chino, que reconoció así el afán del barcelonés por regenerarse continuamente.
TAMBIÉN LEE:Gloria Steinem, icono del feminismo, Premio Princesa de Comunicación “Lo consideraba un artista joven, que siempre intentó romper con el 'statu quo', con la realidad, siempre intentó abrir nuevas ventanas en el arte”, indica Mayoral. París fue la ciudad de adopción de ambos. A Miró (1893-1983) lo recibió en los años 20, cuando era la cuna de las vanguardias del siglo XX; a Wou-Ki (1920-2013) lo acogió más tarde, cuando el barcelonés pasaba épocas y frecuentaba las nuevas generaciones de pintores, para quienes se convirtió en un referente. Les unió la admiración por Paul Klee, que para ambos supuso un giro hacia la abstracción, pero también la poesía, la fuerza del gesto pictórico y la luz. “Entre ambos hubo una comunicación y un afecto. Es una conexión basada en hechos reales que no se han explicado antes en una exposición, y tiene sentido hacerlo en París, pues fue el punto de encuentro”, señala el galerista. En la capital francesa, compartieron galerista e incluso arquitecto, Josep Lluís Sert, responsable del Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París en 1937, y también quien hizo el taller de Miró en Palma de Mallorca y el de Zao Wou-Ki en Ibiza, en el archipiélago español de las Baleares. Con motivo de la exposición, para la que han contado con dos préstamos de museos, Mayoral publica un libro donde profundiza en este diálogo y añade la correspondencia entre los creadores, en una obra en la que han colaborado la viuda del pintor chino, Françoise Marquet-Zao, y el nieto de Miró, Joan Punyet Miró. |