El poeta Hyam Plutzik comparte un “mundo” de inmigrantes en edición bilingüe
Plutzik se educó en el Trinity College y en la Universidad de Yale. Durante dieciséis años fue profesor en el departamento de inglés de la Universidad de Rochester, antes de su muerte prematura a los 50 años.
El poeta estadounidense Hyam
Plutzik (1911-1962), hijo de inmigrantes rusos judíos que, sin hablar de niño
el inglés, llegó a ser profesor en la Universidad de Rochester (Nueva York),
acaba de “presentar formalmente” su obra a los hispanohablantes por primera vez
con la edición bilingüe 32 Poems/32
Poemas, a cargo de la editorial Suburbano, de Miami. “Esta publicación confirma
que la poesía de nuestro padre, aunque escrita en otro siglo y a través de una
lente cultural diferente, aborda mensajes universales y atemporales”, dice en
una entrevista Deborah Plutzik Briggs, hija del poeta. Finalista tres veces del
premio Pulitzer de Poesía, Plutzik habló sólo yiddish y ruso en su casa, y no
aprendió inglés hasta que fue a una escuela de Connecticut, aunque había nacido
en Brooklyn en una familia de inmigrantes de bielorrusos. 32
Poems/32 Poemas, traducido ahora por “catorce traductores
que reflejan una diversidad de voces de España y las Américas”, según la
editorial Suburbano, son textos publicados anteriormente en inglés, aunque
algunos poemas se han traducido a otros idiomas, incluidos el chino, el croata,
el alemán, el hebreo, el ruso y el yiddish, detalla Deborah. UN HOTEL EN MIAMI BEACH: LÍNEA DE CONEXIÓNJunto a su hermano Jonathan
y la esposa de éste, Lesley Goldwasse, Deborah Plutzik es copropietaria del
Hotel Betsy, situado en primera línea de mar en South Beach, Miami. Allí, por
cuestiones sentimentales, conservan el escritorio de madera que utilizaba
Plutzik, en la habitación 119, destinada solo a escritores que obtienen una
beca de creación. El escritor y editor peruano
Pedro Medina León, director de Suburbano, fue el primer escritor de habla
hispana que ocupó la habitación 119 con la beca The Betsy Writer Room. Allí, en
2014, leyó los poemas de Plutzik, que, según sus palabras, "son muy
metafóricos, muy líricos, tristes, nostálgicos y con mucho contacto con la naturaleza". “No hace falta decir que nos emocionamos cuando Pedro Medina, de Suburbano Ediciones, propuso crear una nueva colección bilingüe para lectores en español”, dice Deborah. TAMBIÉN LEE: Muestra inmersiva en México abrirá la vida, obra y sentires de Frida Kahlo Su padre, finalista del
Pulitzer por sus poemarios Aspects of
Proteus (1949), Apples from Shinar (1959) y Horatio (1961), “estaría encantado con todo el proyecto por varias
razones”. Como profesor que fue, estoy
segura de que el “proceso de traducir poesía de un idioma a otro le habría
fascinado. Pero, sobre todo, creo que la idea de que sus palabras, escritas
hace muchos años, todavía puedan resonar con fuerza entre los lectores
contemporáneos le proporcionaría una gran alegría”, comenta Deborah. Con prólogo del poeta
cubano-estadounidense Richard Blanco, elegido por el expresidente Barack Obama
para ser el quinto poeta inaugural de la nación en el año 2009, el nuevo
volumen contó con la edición de George B. Henson, profesor asistente en el
Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury. Los catorce traductores,
poetas y académicos implicados en el proyecto son, además de Henson, Layla
Benitez-James. Pablo Brescia, Pablo Cartaya, Carlos A. Del Valle Cruz, George
Franklin, Ximena Gómez, Natalia Molinos, Carlos Pintado, Jonathan Rose, Jorge
Vessel, José A. Villar-Portela, Gastón Virkel y el propio director de
Suburbano. ESCUDO LITERARIO DE LAS MINORÍASMedina León, que fundó en
2009 el sello Suburbano Ediciones (SED) para “darle a la literatura escrita en
español en Norteamérica el reconocimiento que no tiene”, dice que cuando
Deborah le puso en las manos los 32 poemas de su padre vio, más que un libro,
"un proyecto socio-cultural". “Me llamó y me dijo que
tenía esos poemas, que quería editar un libro. El enfoque nuestro fue acercar
la comunidad hispana a la judía y convocar a autores hispanoparlantes para que
hicieran la traducción”, explica el peruano. Medina vio en este proyecto
una oportunidad de aproximar comunidades, minorías, sobre todo en el contexto
en el que surgió, el del Gobierno de Trump, cuando no había tanto espacio para
las minorías. Era una bandera más que se levantaba", desgrana Medina. El primer contacto entre
ambos ocurrió en 2019 y el libro debía lanzarse un año después, pero “la
pandamia lo retuvo. La idea era sacarlo en abril del 2020 que es el mes de la
poesía”, lamentó. Medina adelantó que 32 Poems/32 Poemas tendrá una presentación
“bilingüe y multicultural” en la próxima Feria del Libro de Miami, de
noviembre. LA POESÍA TRASCIENDE EL TIEMPO, EL LUGAR Y EL DESTINOEn el prólogo, el poeta
Richard Blanco traza un paralelismo entre su infancia y la de Plutzik. “Nací en 1968, y como hijo
de padres cubanos exiliados, me críe en Miami en una casa de los suburbios
donde solo se hablaba español. (...). Hyam Plutzik nació en 1911, de padres
inmigrantes de Bielorrusia, en un hogar en el que se hablaba yaddish, hebreo y
ruso, en medio de la dureza de los edificios de ladrillos, en
Brooklyn...", escribe Blanco, que también es profesor. A ambos, afirma el cubano,
los une la poesía, “nuestro hogar mutuo”. Al igual que la obra de
Blanco, dice la hija de Plutzik, “la poesía de nuestro padre refleja la lucha y
la belleza de este viaje inmigrante por excelencia que trasciende el tiempo y
el lugar (de origen o destino)”. El libro está dedicado a
Tanya Plutzik, la viuda del poeta, quien, a los 102 años de vida que cumple
este mismo jueves, continúa impulsando el legado poético de Plutzik seis
décadas después de su muerte.
“El dinero no se mezcla con
el arte o el amor/Como el aceite no se mezcla con el agua/La vida pura y la
vida suave/Te harán vivir cien años”, vaticinó el poeta. |