Inicia Reino Unido su separación formal de la UE

La primera ministra británica, Theresa May, presentó documentos formales para dejar el bloque económico al que su país se unió en 1973

La primera ministra británica, Theresa May, presentó los documentos formales para abandonar la Unión Europea (UE); mientras, activistas protestaron amordazados contra el Brexit ante el Parlamento británico.

En 2016, los británicos votaron a favor de la separación de Reino Unido de la UE, con lo que buscarán tener mayor independencia económica y un mejor control migratorio.

Al respecto, May notificó de manera oficial con una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que el Reino Unido renuncia al grupo al que se unió en 1973.

La Unión Europea dijo ya extrañar a Reino Unido después de recibir la notificación de su decisión de abandonar el bloque, pero advirtió que defenderá los intereses europeos en las negociaciones.

"Ya les echamos de menos", dijo Tusk después de recibir de manos del embajador británico ante la UE, Tim Barrow, la carta con la que Londres activa el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, lo que dará paso a dos años de complicadas negociaciones de separación.

La primera ministra, que de forma inicial se opuso al Brexit y accedió al cargo tras la tormenta política que siguió al referéndum, tendrá dos años para acordar los términos antes de que entre en vigor a finales de marzo de 2019.

"Reino Unido deja la Unión Europea. Es un momento histórico del que no hay marcha atrás", dijo May a los legisladores en el Parlamento británico.

La primera ministra afrontará una de las tareas más duras para cualquier primer ministro británico de la historia reciente: mantener unido a Reino Unido frente a las renovadas demandas independentistas escocesas, mientras celebra duras negociaciones con otros 27 estados de la UE sobre finanzas, comercio, seguridad y otros asuntos complejos.

El resultado de las negociaciones modelará el futuro de la economía británica de 2.6 billones de dólares, la quinta más grande del mundo, y determinará si Londres puede mantener su lugar como uno de los dos principales centros financieros globales.

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