"Innovar o morir, así hay que hacerle en esta contingencia que vino a provocar el Covid-19,” señaló un comerciante quien estaba a punto de que su negocio cerrara de forma definitiva, pero junto con su hijo tuvieron la idea de tunear su vehículo para convertirlo en una marisquería ambulante.

Ambos recorren diferentes colonias, barrios, comunidades y juntas auxiliares del municipio de Izúcar de Matamoros, atentos al llamado telefónico de los clientes conocidos y listos para atender a los que puedan conseguir durante sus recorridos.

Miguel Ángel Rosas y su papá Martín Rosas, tuvieron que cerrar su negocio de mariscos debido a la contingencia sanitaria por coronavirus.

Cuando se autorizó una reapertura momentánea, idearon una forma de poder seguir comercializando sus productos y cambiaron la apariencia de su camioneta. Le adaptaron refrigerador y un pequeño mostrador para poder transportar los productos del mar y llevarlos hasta el domicilio de aquellos que soliciten sus alimentos.

“No había alternativa. Son varias familias que vivimos de este negocio y nos preocupaba el futuro después de que ya llevábamos dos meses sin trabajo,” señaló Martín Rosas.

Al inicio, no pensaron que su idea tuviera éxito, pero ahora están seguros de que pueden permanecer en este negocio.

Invitaron a todos los pequeños comerciantes, que así como él, piensen en cómo mejorar o adaptar sus negocios de tal manera que sigan trabajando a pesar de la pandemia, y así no resentir tanto la situación económica actual.

“Esta pandemia nos vino a mostrar que nos podemos levantar y que debemos innovar para no morir,” reiteró.