Carnaval de Cholula, con identidad propia

Esta celebración tomó algunos rasgos de los festejos realizados en el vecino Huejotzingo, pero sus participantes han agregado ciertos elementos para convertirla en un retrato de la Ciudad Sagrada  Patricia ROJAS Corresponsal Carnaval de Cholula forja su identidadCon un siglo de existencia, el Carnaval de Cholula ha adquirido su propia identidad. Sus orígenes están en su similar de Huejotzingo, pero en los últimos 70 años los participantes han incorporado elementos que lo arraigan a la Ciudad Sagrada. Uno de los rasgos que más lo identifica con la comunidad es la designación de integrantes del Estado Mayor Carnavalesco a través de un mecanismo similar al de cargos religiosos, pues los generales de los batallones son los mismos que llevan a cabo la organización de las celebraciones católicas, es decir los tiachcas, principales, fiscales y mayordomos, así como miembros de la Hermandad de Cargadores y de las comisiones. Además, el grado del general en jefe —desempeñado este año por Roberto Tlapa Almonte— se turna entre los danzantes más antiguos y con mayores méritos, de manera parecida a quienes encabezan el Circular que se responsabiliza de las fiestas en las iglesias más representativas de los barrios cholultecas. Este año, a iniciativa de la Asociación Civil Carnaval de los Barrios de San Pedro Cholula, se incorporará un elemento tradicional que pretende consolidar su identidad propia: el casamiento cholulteca, un baile acostumbrado en las bodas que conjunta música, danza, comida y bebidas de la región. Para esta representación se incorporará un nuevo grupo que abrirá el desfile que se realiza por las calles del centro de la ciudad antes de la concentración de los batallones en la Plaza de la Concordia, este domingo 22 de febrero. Diablos y calaveras De acuerdo con la Asociación Civil Carnaval de San Pedro Cholula, esta celebración previa a la Cuaresma sólo se efectuaba en los barrios de Jesús Tlatempa, San Miguel Tianguisnáhuatl, Santiago Mixquitla y Santa María Xixitla. Hace un siglo, vecinos de estas zonas ubicadas en el centro de la cabecera municipal salían a bailar con disfraces de calaveras y diablos, indumentarias confeccionadas por ellos. En esa época todos los danzantes eran hombres, quienes también elegían vestirse con la ropa de sus hermanas, esposas y madres, a fin de transformarse en traviesas mujeres que se movían al ritmo de marchas y valses entonados por una orquesta de guitarra, contrabajo, violín, bajo y platillos. Las comparsas se trasladaban desde sus respectivos barrios hasta la calle principal de San Pedro, y si la alegría los impulsaba llegaban a la vía del tren. En el portal Guerrero, frente al Zócalo, las cuadrillas representaban la leyenda del robo de la hija del corregidor por el bandido Agustín Lorenzo. En aquellos tiempos, el personaje femenino era representado por un hombre con vestido blanco, quien tenía que bajar por una escalera y montarse a caballo para huir con su captor. Ya en las plazoletas o sitios públicos de cada barrio tenía lugar la escena de la captura y ahorcamiento de Agustín Lorenzo. Mientras se divertían y admiraban el montaje, el público acostumbraba arrojar cascarones de huevo llenos de aserrín y papeles de colores. Las principales víctimas eran las amigas y novias de los jóvenes de aquellas épocas. La adopción La transformación del Carnaval de Cholula inició en la década de los 40 del siglo pasado. Los disfraces de demonio y esqueletos fueron sustituidos por los atuendos utilizados en Huejotzingo. Los muchachos que acababan de presenciar el carnaval en Huejo trajeron los atuendos de indio serrano, zacapoaxtla y zuavo (soldado francés) que forman parte de la representación de la Batalla de Puebla, en la cual el Ejército Mexicano derrotó al galo, en 1862. Así, 40 años después, las comparsas de los barrios conforman un solo batallón, cuyo fundador fue Guadalupe Cuateco Zacarías. De esta gran compañía, a su vez, se crean los batallones de cada barrio. En Santiago Mixquitla el fundador del grupo fue Humberto Mino, quien por cuestiones de salud delegó sus funciones a Roberto Tlapa y Guillermo Tehuitzil. Los turcos surgieron a iniciativa de Rodolfo Junco, los Zuavos del Santo Sepulcro por Margarito Melgarejo, quien también entregó el batallón al barrio de Santa María Xixitla, dejando como iniciador a Ángel Tenorio. El de El Carmen fue creado por Gaspar Romero; el de Jesús 1 y 2 por Esteban Duran y Cecilio Barrera; el de San Dieguito por Patricia Tzilin; los zacapoaxtlas por Mario Toxqui; el de San Juan por Cirilo Tepale; los Zapadores del Centro por Juana Méndez. Este año están a prueba los Indios de San Miguel y de Jerusalén, a fin de evaluar su capacidad de mantenerse durante un periodo de tres años. Un carnaval familiar En los últimos 30 años, el carnaval ha entrado en otra etapa. A un siglo de su inicio ya no es exclusivo de hombres. Hoy los batallones son más numerosos y animados porque se han incorporado mujeres y niños, quienes portan mosquetones tallados a mano y enmascarados se contonean al compás de bandas de música. Por la participación de familias completas, los organizadores, autoridades y carnavaleros, tienen la intención de lograr un saldo blanco este 2015. Cada vez está más lejano aquel 13 de marzo de 2011, cuando la imprudencia de un espectador frustró en el último minuto el objetivo de una fiesta tranquila. Cerca de las 18 horas, cuando los batallones abandonaron la Plaza de la Concordia para retirarse a sus cuarteles en cada barrio, Daniel Almonte Rodríguez, de 20 años, saltó las vallas de seguridad y se asomó al cañón de un fusil que tenía en el piso un zapador para preparar un disparo. Aquel joven de la junta auxiliar de San Gregorio Zacapechpan recibió un disparo entre cuello y cara que le quitó la vida al instante. Su cuerpo quedó a metros del asta bandera que se encuentra en la explanada principal, cubierto con una sábana blanca y varias veladoras blancas. Para evitar incidentes de este tipo, la Asociación Civil Carnaval de San Pedro Cholula y el Ayuntamiento montarán un dispositivo de seguridad con 100 policías municipales y elementos de Protección Civil que se encargarán de brindar seguridad a los 20 mil visitantes previstos. Expresión guerrera Para la maestra en Sociología y doctora en Estrategias para el Desarrollo Regional, Isabel Muñiz Montero, la participación en el carnaval va en aumento. Sin embargo, este año la festividad parece realizarse en un clima de desconfianza por la intención de construir un parque alrededor de la zona arqueológica. Muñiz Montero destaca que el carnaval está plagado de simbolismos, desde aquellos que convergen en la sexualidad y el amor (el rapto de la hija del corregidor) y aquellos que, más actuales, tienen que ver con la defensa del pueblo. Como sea, considera, los carnavaleros son guerreros, soldados armados que a ritmo acelerado danzan, brincan y detonan armas. La investigadora del Colegio de Postgraduados y docente en la Universidad Politécnica resalta que el estado de euforia, el calor, la música, la pólvora y la adrenalina, hacen entrar en estados de alteración a los carnavaleros, esto no significa que pierdan de vista el peligro y la gran mayoría actúa con el cuidado de no lastimar. “En el pasado algunos tendían a crear alborotos y abusar de la máscara, hoy los generales tratan de mantener compostura en los batallones, pues de ello depende continuar con la tradición”, concluye.
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