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El Molino, al borde de la desaparición

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El Molino El Molino, al borde de la desaparición

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La migración y ausencia de servicios básicos han hecho de esta junta auxiliar de Chila de las Flores un pueblo donde apenas viven 10 familias y la escuela e iglesia han sido retiradas Martha HERNÁNDEZ Corresponsal El MolinoLa migración, falta de servicios básicos como drenaje, agua potable o electricidad, así como de sistemas de salud o escuelas, han hecho de El Molino un auténtico pueblo fantasma. En esta junta auxiliar de Chila de las Flores, ubicada a 10 minutos de la cabecera municipal, viven apenas 10 familias. La situación se agrava porque de acuerdo con las autoridades de la demarcación la entrega de recursos a las localidades depende del número de habitantes que tengan, requisito con el cual no cumple El Molino. Así, mediante un recorrido efectuado por El Popular, diario imparcial de Puebla, se pudo constatar que en la población existen alrededor de 50 domicilios, de los cuales sólo 10 son habitados mientras el resto están a punto de derrumbarse. La familia Aguilar López, una de las pocas de la comunidad, indicó que las casas sólo son abiertas cuando llegan los dueños, que es cada año, después de Semana Santa. En entrevista, Luis Aguilar indicó que la mayor parte de los ciudadanos se encuentran en la Ciudad de México, donde se establecieron con sus consanguíneos, otros se encuentran en Puebla y algunos en Tehuacán. Quienes alguna vez habitaron El Molino regresan cuando es la feria, aunque otros ni siquiera en esa fecha, esta situación afecta a los que decidieron permanecer en la comunidad, pues no pueden acceder a ciertos servicios por parte de autoridades locales. Sin niños En El Molino sólo habitan cinco niños, razón por la cual la única escuela que existía fue cerrada, por ello los menores deben trasladarse a la cabecera municipal para tomar clases. En la actualidad, los salones se encuentran abandonados y olvidados, sólo son reabiertos cuando se requiere, es decir, durante la feria. La fe también se ha visto afectada. Incluso, el párroco de Chila de las Flores oficia misas en la zona cuando así se lo solicitan, pues hace tiempo que se retiró este servicio por la falta de pobladores. En algunas ocasiones, los habitantes prefieren acudir hasta la cabecera municipal para presenciar la celebración eucarística. En esta localidad se festeja la Preciosa Sangre de Cristo, único motivo por el cual regresan los antiguos vecinos a El Molino, aunque sea por unos breves momentos. El acceso, difícil Por si fuera poco, para llegar a El Molino debe contratarse transporte especial en Chila de las Flores debido a lo complicado del camino. Los taxistas, por ejemplo, cobran 60 pesos por el pasaje de ida; la población, como se indicó, está sólo a 10 minutos de la cabecera de la demarcación. Rufino Domínguez, otro de los pocos habitantes de la región, señaló que a pie una persona puede hacerse hasta 40 minutos, algo que toman con naturalidad debido a que para realizar sus compras o efectuar algún trámite deben caminar hasta el centro del municipio. Amenaza falla geológica En 2010, en Chila de las Flores fue detectada una falla geológica, la cual pone en riesgo diversas edificaciones, como la casa de Rufino Domínguez. Se trata de una grieta que surgió en el camino que conduce a la comunidad de San Isidro, la cual quedó incomunicada debido a esta situación. La falla avanza y aunque a última fechas no han notado un crecimiento de la misma, se prevé que de continuar agrandándose podría afectar de manera sería a El Molino. Por su parte, el geólogo Jorge Jiménez Rentería señaló que para dar una explicación detallada del fenómeno es necesario acudir al sitio para efectuar estudios, aunque por las características referidas por vecinos no descarta que se trate de un brazo de mar. Mencionó que este fenómeno tarda al menos 30 años para surgir, por ello llamó a las autoridades municipales a convocar a especialistas para analizar dicha situación. La historia Otro de los escasos pobladores, José Luis Aguilar, recordó que el nombre de la comunidad proviene de una propiedad que se conocía como Hacienda de Santa Cruz El Molino, la cual pertenecía a unos españoles dedicados a la molienda de trigo en lo que alguna vez fue un pueblo con abundancia de alimentos. La localidad fue fundada en el año de 1626, bajo una merced otorgada por el virrey de la Nueva España, Rodrigo Pacheco y Osorio. La intención principal fue establecer una hacienda para la cría de ganado cabrío y desarrollo agropecuario, para ello fueron congregados indígenas de Indichua, Nochixtlán y Yucuita, hoy Zapotitlán Palmas, Oaxaca. La hacienda se conformó ese mismo año y alistó a familias de diversos pueblos bajo la administración del hacendado español originario de Toledo, Manuel de Orozco y González.