Enclavado en la Sierra Nororiental se encuentra Hueyapan, municipio productor de una gran variedad de artesanías hechas con lana de borrego. Chales, caminos de mesa y rebozos con coloridos bordados, son algunas de las piezas en cuestión. La calidad de la producción local es tal que los artesanos obtuvieron 12 premios nacionales en 2015. Incluso, el 25 de agosto Rosalío Mateo Lino, Hilda Martínez Lozada y Guillermo Pascual Hernández, se llevaron el Tercer Concurso Nacional del Rebozo 2016. Con orgullo, estos artesanos poblanos muestran las prendas de lana con fondos azules, amarillos y cafés, que los hicieron merecedores del premio. Cada pieza tiene bordados de animales, plantas y figuras geométricas, aspectos que las hacen únicas; sin embargo, detrás de estos chales y rebozos hay largas jornadas de trabajo y una labor de defensa de la cultura local. Tarea que floreceEl pueblo, de origen náhuatl, tiene como principales fuentes de ingresos la agricultura y la elaboración de textiles de lana, al grado que es común ver a los pobladores con prendas alusivas a hierbas medicinales, la alimentación, animales o distintas cosmovisiones.
Fotos: Karen RojasPero esto no siempre fue así. Durante los años 70, la elaboración de ropa se basaba en materiales sintéticos y fue hasta 1979 cuando varias artesanas se acercaron a Teresa Pomar, investigadora de la cultura indígena, quien las incitó a utilizar materiales naturales para hacer el teñido de lana y a investigar su historia para encontrar ahí la identidad de sus diseños. Así surgió el grupo de artesanas Tamachij-chiualt, (hecho a mano) organización que cuenta con más de 150 mujeres de origen nahua dedicadas a tejer y teñir la lana de manera artesanal. Para Teresa Lino Bello, representante del área de comercialización de Tamachij y fundadora de la misma, la elaboración de prendas. "Es una actividad que sirve para juntar a la familia y educar a los más pequeños en nuestras tradiciones. Yo creo que enseñar a los niños a bordar es una manera de conservar nuestra cultura y darla a conocer", dijo. Muestra de ello es Rosalío Mateo Lino, su hijo, quien ganó el primer lugar en el concurso citado, en la categoría de Rebozo de lana tejido en telar de cintura; se hizo acreedor a 19 mil pesos. Pese a esto, a consideración de la orgullosa madre lo más importante es que el nombre de Hueyapan quede en alto. Sustento de la casaEn 2010, Hueyapan tenía al 83.2 por ciento del total de su población en pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). A la fecha dicha situación no ha cambiado y como muestra está Hilda Martínez Lozada, ganadora del tercer lugar en el concurso de artesanía de agosto. Sus tejidos son su principal fuente de ingresos, ya que su esposo padece diabetes y la pérdida de la vista lo ha limitado en sus actividades.
En opinión de Hilda, es necesario que se abran espacios para dar salida a las artesanías de la zona, pues los apoyos del municipio y del estado son sólo para los grupos ya conformados, no para quienes trabajan por su propia cuenta. La ganadora de nueve mil pesos gracias al concurso convocado por el Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (Fonart) es parte de las 603 jefas de familia que encabezan un hogar en el municipio, según Coneval. La entrevistada aseguró que no pertenece a ninguna unión de artesanos porque no le quedan ganas, pues antes estaba con Tamachij, pero una vez ganó un concurso y tuvo que dar buena parte del premio a la organización, además de pagar cuotas constantes. Hilda sólo recibe apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), de Prospera, y asegura que con 800 pesos bimestrales no le alcanza para mucho, pues para comprar lana, añil, madera, cochinilla y demás materiales, gasta más. Además, con un viaje de ida y vuelta a Puebla desembolsa 500 pesos por persona. La ropa que hace Hilda, es distribuida por su hija, Isabel Santos Martínez, y afirma que hace falta que el municipio los apoye más. "El presidente dijo que iba a llevarnos a ferias y a mejorar los puestos de los fines de semana, pero no hace nada… De eso van más de tres meses", acusa. Sin embargo, en el documento de su segundo informe de gobierno, el alcalde de Hueyapan, Isaac Reyes Toribio, refirió que "la compra de artesanías a 70 artesanas. Monto adquirido por artesana de 2 mil 500 a 3 mil pesos". En cuanto al costo de una prenda de los ganadores del concurso del Fonart, en promedio cada pieza vale alrededor de cuatro mil pesos. Tradición e InnovaciónPara Guillermo Pascual, ganador del tercer lugar en la categoría de Tinte Natural, es curioso lo que pasa en su poblado. Afirma que antes a los jóvenes les daba vergüenza hablar náhuatl o retomar los textiles, pero el interés ha resurgido y duda que la tradición se pierda. Guillermo tiene 25 años y porta un suéter hecho por el mismo. Memo, como le dice toda su familia, ya es un conocedor de cómo teñir tela. Así, mete un chal a un tambo donde mezcló añil con varias hierbas que sirven como fijador.
Esa mezcla la hizo una noche antes. Con añil, musgo, grana cochinilla, palmilla, flor de saúco y cempasúchil, da color a la ropa. Una vez fuera, la prenda es colocada en un tendedero. La lana absorbió todo el color y ni la lluvia la puede desteñir. Para Memo, la artesanía es una forma de mantener una identidad y una oportunidad para renovarla frente al uso de la tecnología para hacer diseños, aunque a su parecer la técnica no cambiará. "Lo que a mí me gustaría transmitir, y lo que veo que puedo hacer en un futuro, es concientizar a las personas de todo el trabajo que hay detrás de estas prendas, que son de una calidad de primera", afirmó. "Para hacer una de estas es mínimo un trabajo de dos meses, laborando cuatro horas diarias. Aparte está toda la cuestión de conseguir el material, teñir la tela, transportar el producto y encontrarle mercado. Nosotros no queremos poner precios altísimos, lo que queremos es que sea un precio justo por todo el trabajo y amor que nosotros le ponemos a cada pieza", concluyó. |