La operación Mochila, además de ser inconstitucional, no es suficiente para poder solucionar problemas emocionales de los estudiantes, que pudieran llevarlos a atacar a sus compañeros y maestros, además de que no hay capacidad en los colegios para realizarla a diario, así lo refirió Anacleto Martínez Quiroga, activista social, y presidente de la Unión de Colonias Independientes de Tehuacán.

Martínez Quiroga indicó que es necesario que haya mayor profesionalización en maestros y directores de los colegios, pero también, que los padres sean instruidos por profesionales para que puedan detectar si su hijo tiene alguna conducta singular.

Lo anterior, en referencia al tiroteo ocurrido en el Colegio Americano del Noreste, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León; asimismo, opinó que se necesitan pláticas con psicólogos y especialistas de manera permanente en todas las escuelas, pero uno de los grandes problemas es lo referente al gasto que eso significa.

Indicó que la intención de la Operación Mochila, la cual consiste en revisar las mochilas de los educandos al momento en que entran al colegio, es buena, "no se puede negar que ayuda, por lo menos de manera parcial, pero si se toma en cuenta que hay escuelas donde la plantilla escolar rebasa los mil estudiantes, es técnicamente imposible hacer una revisión a fondo", dijo.

Además de que los jovencitos se darían "sus mañas" para poder ingresar sustancias u objetos prohibidos, si es que quieren hacerlo; en la actualidad, a algunos uniformes se les cosen bolsas secretas, y hasta podrían ocultarlos en sus ropas, y no precisamente en las mochilas, sabedores de que éstas serán objeto de revisión.

Comentó que, además, para que se pueda dar esa revisión a las pertenencias de los estudiantes tendrían que estar los padres, o algunos integrantes del comité de padres de familia, y como ya se sabe la mayoría trabaja, así que sería complicado para ellos acudir todos los días a las revisiones de mochilas.

Martínez Quiroga señaló que en la medida en la que los padres desde sus casas, y los profesores en sus aulas, puedan identificar los signos que presentan los niños y jóvenes cuando tienen un problema emocional, en esa medida se podrá tener una real prevención para que no vuelva a ocurrir otro caso como el de Nuevo León.