Miércoles 22 Marzo 2017

Durante la actual administración municipal en Tehuacán se han registrado 30 casos de personas en situación de calle reportadas como graves de salud ante la regiduría de Grupos Vulnerables; de ellas 8 perdieron la vida, pero sólo pudieron recuperarse tres cuerpos, pues los demás terminaron en la fosa común.

Víctor Manuel Rodríguez Lezama, regidor del área, indicó que desde el comienzo se hizo el planteamiento de evitar que los cuerpos de las personas en condición de calle fueran a la fosa común, pero el propósito se vio truncado porque la ley no permite que nadie que no sea familiar del fallecido reclame el cuerpo.

Señaló que los tres casos donde pudieron hacer algo fue porque como regiduría atendieron al enfermo durante sus últimos días de convalecencia, se le compraron sus medicamentos y se le dio la atención necesaria. Cuando las personas fallecían no se notificaba a la fiscalía, sino que les entregaban el cuerpo de forma directa para darles sepultura.

Afirmó que en los casos donde fallecían y la Fiscalía General del Estado (FGE) intervenía no les dieron los cadáveres, porque en muchas ocasiones desconocían hasta su nombre real. Además, tampoco tenían documentos del finado; de los 8 casos, en 1 lograron contactar a la familia y ésta estuvo dispuesta a hacerse cargo del cuerpo de su pariente.

En el caso de otros cuatro fallecidos se hizo un servicio funerario en la capilla del panteón municipal, pero eran enviados a la fosa común, por ello opinó que es necesaria una modificación a la ley para que cuando alguna institución gubernamental o privada, que logre acreditar determinados requisitos y este interesada en dar sepultura a un cuerpo de una persona sin hogar, se les otorgue la oportunidad.

El alcoholismo, un problema

Agregó que de los 22 casos restantes de personas en situación de calle algunos estaban casi desahuciados, pero lograron recuperarse, aunque tienen en común el problema del alcoholismo.

De esta forma, en cuanto se recuperaban lo primero que pedían era alcohol, así que volvieron a las calles; sólo tres pudieron retomar su vida y conseguir un empleo, la mayoría son hombres de entre 25 y 40 años de edad, aunque aparentan hasta 60 años.