Viernes 28 Julio 2017

Habitantes y asociaciones civiles sostuvieron una reunión convocada por la Secretaría de Energía (Sener) en una asamblea comunitaria, para decidir la aceptación o rechazo del proyecto hidroeléctrico Coyolapa-Atzala, en la que los opositores acusaron la existencia de una consulta amañada y externaron su rechazo a este proyecto porque consideraron que favorece a Minera Autlán, además de los impactos negativos que generaría en el medioambiente.

La cita fue en la comunidad de Coyolapa, en el municipio de Zoquitlán. La idea era tomar la decisión por votación mayoritaria sobre ese proyecto hidroeléctrico; sin embargo, los asistentes consideraron que era una consulta amañada y que no se respetaba el protocolo establecido por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), basada en los principios de información previa para sustentar una decisión libre.

Los asistentes reprocharon la actitud de la representante de la Sener, Carmen Álvarez, a quien acusaron de violar la autonomía que tienen los pobladores de esta comunidad, quienes han externado su rechazo a esta consulta y a la hidroeléctrica. La funcionaria, al momento de levantar el acta, no quiso incluir que la comunidad rechaza la obra, argumentando que eso no le compete y que sólo había asistido para conocer si querían o no la consulta.

Por tal motivo, la comunidad levantó un acta titulada: Asamblea comunitaria para la toma de decisión sobre la aceptación o rechazo del derecho a la consulta de la comunidad indígena náhuatl sobre el proyecto llamado conocido como mínihidroeléctrica Coyolapa. Del texto se lee que reunidos en el salón de actos de la comunidad, los habitantes sometieron a votación la aceptación o rechazo de la obra, amparándose en el derecho de ejercer la consulta, cuya votación dividió la comunidad, por un lado, los que lo apoyan y por el otro, los que rechazan este proyecto.

Tras el debate del punto, en el que la autoridad y un grupo de personas solicitaron sólo se tomara en cuenta lo que se haga bajo la modalidad de usos y costumbres, debatieron hasta acordar que no era necesario el que continuara esta modalidad.

Con 151 votos en contra del proyecto y 148 a favor, se rechazó el procedimiento para ejercer el derecho a la consulta; sin embargo, quedó abierta la pregunta hecha por la representante de la Secretaría de Energía, en cuanto a la responsabilidad que se asume al no ejercer este derecho a la consulta, pregunta que no obtuvo respuesta.

Según el acta, quienes rechazaron ejercer este derecho a la consulta lo hicieron basándose en lo que ratifica el artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo cual fue debatido por los que sí apoyaron esta consulta, basándose en el criterio de los usos y costumbres y que consideraron no fueron respetados por la decisión, por lo que decidieron no firmar el acta que se levantó.

Bajo este contexto, acusando imposición y simulación de una consulta indígena, los opositores ofrecieron una rueda de prensa en el Hotel Iberia, convocada por La Resistencia indígena de la Sierra alegre, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista y la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán.

En mayo pasado el titular de la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México, Jaime Martínez Veloz, calificó de ilegal e inconstitucional las acciones que se han realizado en la Sierra Negra para instalar los proyectos hidroeléctricos Coyolapa y Atzalan–Huitzilatl; además anticipó que los funcionarios que hayan impulsado esas acciones ilegales tendrán que responder ante los tribunales del país o tribunales internacionales por haber atentado contra la decisión de los pueblos originarios.

De acuerdo con el resumen ejecutivo de la manifestación de impacto ambiental 21PU2011E0014, de la Compañía Hidroeléctrica de Puebla SA de CV, sobre el Proyecto hidroeléctrico, se trata de la construcción de una presa derivadora a filo de agua (Presa Derivadora Atzalan).A partir de la derivación, se construirá una tubería de presión, la cual adquiere el nombre de la presa derivadora.

El aprovechamiento del río Atzalan, cuyo gasto promedio anual es de 9.6 metros cúbicos por segundo (m3/s), se realizará por medio de una presa derivadora construida "al filo de agua", cuya única finalidad es la derivación de un caudal mínimo necesario para la generación de energía eléctrica. A diferencia de otras estructuras, la presa derivadora no almacena agua en volúmenes superiores al propio gasto natural del cauce.