Lo dejan todo por ayudar en albergue

Onorina Galicia y Nieves Avilés dejaron de lado sus actividades para sumarse al cuerpo de voluntarios del albergue de Atzizihuacán

Onorina Galicia y Nieves Avilés dejaron de lado sus actividades cotidianas para sumarse al cuerpo de voluntarios del albergue de Atzizihuacán, ubicado en la junta auxiliar de San Francisco Xochiteopan, donde a diario preparan el desayuno, comida y cena para más de 500 personas que se vieron afectadas por el sismo registrado el pasado 19 de septiembre.

Son mujeres de la tercera edad, que si bien tienen afectaciones en sus viviendas, no atraviesan por una pérdida total que les impida salir con la inseguridad y la zozobra de haberlo perdido todo, por el contrario, gozan de salud y energía para prestar sus manos a la comunidad.

"Vamos de aquí para allá, no estamos en un solo lugar, ahorita nos pusieron a hacer frijoles y así nos van cambiando la rutina, ayer nos tocó picar la verdura y ayudar a hacer la sopa para toda la gente que viene a comer", dice una de ellas mientras le pone agua a la olla que calienta con leña.

A doña Onorina no le pesa levantarse temprano todos los días para llegar a las 9 horas y comenzar a preparar el desayuno para damnificados y voluntarios, el albergue se ha convertido en su casa en los últimos días -y de los integrantes de su familia-, y se siente orgullosa de su labor.

"Como somos voluntarias venimos a apoyar y hasta que acabe esta tragedia nos vamos a ir, de mi familia como tal no tengo a nadie aquí, son mis vecinos, mis conocidos que por ahora están viviendo aquí y los estamos acompañando", mencionó.

Nieves recuerda que el miércoles a primera hora se levantó y pasó a la iglesia de la cabecera municipal para ayudar a sacar todas las imágenes que se encontraban en buen estado, para resguardarlas con la esperanza que pronto tenga una casa de oración, luego, acudió al albergue para ayudar en la cocina.

Desde el primer día le tocó ver el llanto inconsolable de quienes perdieron su casa, que con tanto esfuerzo pudieron construir y no sólo eso, sino ver atrapados y hasta perdidos los granos para la cosecha que les daría de comer en los próximos meses. 

"El día que venimos una señora estaba llora y llora con su familia porque se les había caído su casa y nosotros también pasamos el temblor pero no nos molestó porque son puras cuarteaduras, pero a ellos pobres que se les cayó su casa", exclamó.

También recordó que su vecino, un señor ya mayor y sin movilidad en las piernas, salió a rastras de su casa una vez que comenzó a sentir el temblor, de no haberlo hecho, probablemente sería la segunda persona en perder la vida.

Tanto Nieves como Onorina están agradecidas con la vida porque sus casas no tienen afectaciones graves, se encuentran con vida y salud, con la fuerza para colaborar en el albergue, donde han llegado cientos de personas para apoyar en todas las tareas para atender a los damnificados de Atzizihuacán.

Ambas son residentes del ayuntamiento, en la cabecera municipal, donde aseguran, apenas una decena de casas se vieron afectadas, pero lo ocurrido ahí no se compara con los daños causados en la junta auxiliar de San Francisco Xochiteopan.

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