Gastan hasta 15 mil pesos danzantes de Huejotzingo

Familias enteras, así como turistas nacionales y extranjeros, se dan cita en el municipio poblano para ser testigos del carnaval

Huejotzingo.- Por unos cuantos días al año, máscaras y prendas multicolores, adornadas con lentejuela, convierten a los habitantes de Huejotzingo en zuavos, turcos, zapadores, indios serranos y zacapoaxtlas, quienes así dan vida a un carnaval que este 2018 cumple 150 años de existencia.

Para los pobladores de Huejotzingo es un honor ser parte del carnaval. Los cuatro barrios de la comunidad se dividen para hacer dos actuaciones representativas de la región: la leyenda de Agustín Lorenzo, que en el siglo 19 se robó a la hija del corregidor de Huejotzingo, y la batalla de Puebla.

Al ritmo de la banda, por las calles del municipio vuelve a celebrarse el triunfo mexicano en la batalla de 1862; mosquetón en mano, los danzantes cubren el centro de la ciudad con el olor de la pólvora.

Una vez más los mexicanos hacen una fiesta porque derrotaron al ejército francés y para rendir tributo, los pobladores se trasforman en batallones que personifican la lucha que los mexicanos tuvieron con los extranjeros.

Los zuavos, turcos y zapadores simulan al ejército invasor, y el victorioso es representado por los indios serranos y zacapoaxtlas. Antes de iniciar el recorrido de los batallones por la plaza principal, los pobladores hacen una entrega de armas en el Palacio Municipal.

Cada encargado de batallón ofrece una comida en su casa para quienes van a bailar; arroz, mixiotes y pulque son parte del festín. Previo al recorrido, los pobladores pasan a las iglesias y ofrecen su baile al santo de su devoción.

Los danzantes

Los zapadores crean una sátira al ejército francés: su traje es rojo con azul, llevan espadas y botas blancas, sus máscaras tiene una barba larga café y sus hombreras están llenas de imitación de diamante.

Se pueden confundir con los zuavos, que llevan una chaqueta azul y botas, pero a diferencia de los zapadores portan un turbante en la cabeza.

Con una peluca hecha de papel china y utilizando los colores de la bandera mexicana, los zacapoaxtlas personifican a los combatientes nacionales, además llevan huaraches. Para cubrirse, usan un chal lleno de lentejuelas de colores y en su gran mayoría portan un grabado de la virgen de Guadalupe en la espalda.

Los sombreros son más grandes de lo usual, le agregan imágenes religiosas y listones de colores para que sean más vistosos.

Por su parte, el indio serrano opta por una vestimenta bordada con chaquira, y aunque también usan ropa típica, su traje es más colorido.

María del Carmen Álvarez Guerrero, desde los 3 años, participa en el carnaval. Ella y toda su familia dan vida a los indios serranos y para ella, esta celebración significa tradición, cultura e identidad de Huejotzingo.

A la fecha tiene siete nietos y ellos también son parte. Lo que más gusta a los niños es la vestimenta, llevan en la espalda animales disecados, frutas, petates y cobijas. Para María del Carmen, esos elementos son reflejo de la abundancia y de la relación entre el hombre y la naturaleza.

Los indios no se llevan bien con los turcos, que llegaron al país para apoyar la intervención francesa; su traje es azul con encajes dorados, además usan gafas de colores vistosos.

Un danzante se gasta cerca de 15 mil pesos en su atuendo. Los mosquetones oscilan entre los 6 mil y 8 mil pesos, mientras que las capas rondan los 4 mil. Los animales disecados, dependiendo especie y tamaño, pueden llegar a los 6 mil pesos.

Para reducir el gasto los pobladores optan por hacer su propio vestuario y lo bordan a mano.

Fotos: Karen Rojas

El comienzo

A las 16 horas, todos los batallones se dan cita en La Villita. Reciben la bendición del padre y al finalizar el acto religioso simulan una batalla; al mismo tiempo, en otro espacio del templo hay un batallón que representa el amorío de Agustín Lorenzo con la hija del corregidor, pareja que no pudo ser feliz ya que los franceses incendiaron la casa donde se refugiaban.

Cuando las representaciones terminan, los barrios realizan un desfile por las calles aledañas al exconvento franciscano. En el transcurso la banda los sigue, los pobladores lanzan confeti y algunas familias bailan con los huehues.

Esta alegoría es una de las más importantes del estado de Puebla, pues data del año 1868, este año terminarán los festejos hasta el 13 de febrero.

Al inicio del carnaval llegaron casi 20 mil turistas, un gran porcentaje de extranjeros.

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