Desbandada tricolor quieren un lugar en Morena y el PAN

Existe molestia entre los priistas de Zacatlán por la imposición de candidatos para la próxima jornada electoral

Zacatlán.- La molestia que ha generado la imposición de candidatos priistas para la próxima jornada electoral así como el aumento de simpatizantes por Andrés Manuel López Obrador en la región, articulan el abandono masivo de militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hacia el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y Acción Nacional (PAN).

Y es que desde 1994 el cacicazgo protagonizado por el actual candidato a la senaduría Juan Carlos Lastiri Quirós y el exdiputado federal José Luis Márquez Martínez, ambos oriundos y exediles de Zacatlán, generaron una acumulación de desacuerdos al interior del tricolor que ha tenido su punto más álgido con la designación de Luis Márquez Lecona, como virtual abanderado a la presidencia municipal, y a Juan Enrique Rivera Reyes, a la diputación federal por el distrito con cabecera en Zacatlán.

A esto se suma el malestar nacional por los escándalos por corrupción protagonizados por la administración federal encabezada por Enrique Peña Nieto, quien ostenta el récord de la popularidad más baja que ha tenido un presidente de la República, sin omitir la caída en la popularidad y preferencia del electorado local y nacional.

Otro factor de peso, es que el PRI no ha sido una verdadera oposición en las administraciones municipales panistas. Una parte de este silencio es la migración de panistas que forman un tercer grupo de poder en Zacatlán, nacido desde el arribo de Mario Alberto Cruz González a la presidencia municipal, tras dejar el PRI para sumarse al albiazul, bajo la protección del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

La primera fractura significativa del actual proceso electoral la protagonizó Juan Carlos Becerra Barranco, operador político de Lastiri Quirós en los últimos 25 años, a quien no le cumplieron la promesa de ser el abanderado a la alcaldía. Ahora está como puntero por Morena y se convirtió en un pretexto de enojo para una parte de la estructura priista local por el desdén con el que Lastiri Quirós manejó el asunto.

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