Lunes 25 Junio 2018

Tomando como fecha el Día de San Juan y a la hora de la misa dominical del mediodía, Gustavo Corona encabezó a un grupo de feligreses católicos para invadir la Casa de la Cultura de Huauchinango, cosa que de momento lograron.

Aprovechando la ausencia de las autoridades en el municipio, ya que de acuerdo con versiones extraoficiales estarían en la ciudad de Puebla para asistir al cierre de campaña de la candidata al gobierno estatal, Martha Erika Alonso, los feligreses, junto con el sacerdote, cargados con imágenes de santos y carteles llegaron para "recuperar" el lugar.

Los manifestantes salieron por la parte frontal de la iglesia católica desde la capilla del Señor del Santo Entierro, que hoy sirve para la adoración del patrono de Huauchinango, y se trasladaron hasta la Casa de la Cultura, ubicada en la parte oriental de lo que en el siglo 16 fue un convento agustino.

Una vez allí, forzaron chapas, cerraduras y candados para abrir de par en par las puertas, ingresar e instalar un altar para oficiar misa a la congregación.

La primera vez

Con esta nueva toma de las Casa de la Cultura, se repite lo ocurrido hace 31 años, en Navidad de 1987.

En ese entonces el párroco Gustavo Corona, al frente de sus huestes, ingresó de manera violenta a una antigua capilla quemada y que estaba sin uso hasta que el gobierno del estado restauró y acondicionó el lugar para dar cabida a la Casa de la Cultura.

El lugar recién "recuperado", desde hace más de medio siglo, lo usaron las administraciones municipales para varias tareas, desde bodega hasta que se instaló allí la escuela secundaria "Benito Juárez" y después la preparatoria del mismo nombre.

Además, desde hace casi 30 años se alberga el acervo cultural de Huauchinango así como la biblioteca "Sandalio Mejía Castelán" que cuenta con miles de volúmenes al servicio de la comunidad, colección de pinturas y objetos de gran valor artístico y económico.

Todo este lugar, que en principio albergó un conjunto de construcciones de uso monacal, luego de los años y los sucesivos movimientos desde la reforma hasta la revolución, subsistió bajo el control de la iglesia.

Sin embargo, en su parte oriental, así como norte, había terrenos que fueron vendidos o invadidos ante la ausencia de la autoridad eclesiástica.

En sus declaraciones públicas el párroco Gustavo Corona dijo que estaban allí porque así lo decidió el pueblo, "a mí me toca servir al pueblo y a cada autoridad civil también le toca servir al pueblo", dijo admonitorio.