Los padres de Ricardo se fueron a Estados Unidos, donde trabajan para sacar adelante a su familia, vio el linchamiento a través de FB Live
Entre lágrimas, música de banda, con un minuto de aplausos y una fuerte exigencia de justicia, fueron sepultados Alberto Flores Morales y Ricardo Flores Rodríguez, de 56 y 21 años, quienes fueron quemados vivos el 28 de agosto, frente a la presidencia municipal de Acatlán de Osorio, por una salvaje turba de aproximadamente 150 personas. Con el corazón destrozado y con la impotencia de no haber podido salvar a su hijo, María del Rosario Rodríguez García, madre de Flores Rodríguez exigió justicia ante las autoridades estatales para que el delito no quede impune, además de que esperan que capturen a todos los implicados de este doble asesinato y les apliquen todo el peso de la ley.
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"No se vale, eran gente trabajadora. Alberto era borrachito, pero trabajaba; dejó tres niños huérfanos, uno de ellos era una niña de 3 años. Ricardo era un joven trabajador y era estudiante universitario en Xalapa. Eran gente de bien, gente trabajadora, cualquiera de los del pueblo se los pueden decir", indicaron los familiares. Los padres de Ricardo se fueron a Estados Unidos, donde trabajan para sacar adelante a su familia. Estando allá vieron una transmisión en Facebook, en donde exhortaban a la población a sumarse a los actos violentos, así fue como supieron que a su hijo y el tío de éste, los querían linchar, por lo que, fueron testigos de toda la barbarie que ocurrió.
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"Son unos salvajes los que los mataron. El hermano de Ricardo llegó al lugar, le dijo a todas las personas que estaban ahí que estaban cometiendo una equivocación, que eran gente de bien, pero no le hicieron caso y amenazaron que lo lincharían si no se marchaba. La abuelita de Ricardo, también llegó al lugar, trató de intervenir, al igual que otras personas de Tianguistengo, y aunque eran mayores de edad la multitud las aventó. No pudieron hacer nada para que la gente entraran en razón" dijeron otras personas. La exigencia de los padres, la abuelita y el hermano es que se castigue a las autoridades que fueron omisas, entre ellos al presidente municipal, Guillermo Martínez Rodríguez, a sus policías y a quienes resulten responsables. Así como a todos los que mancharon sus manos con la sangre de estos inocentes. "De cuna Acatlán no tiene nada. Cuna se volvió asesino, Asesino Acatlán. Esos pobladores que acusaron a mi cuñado y a mi hijo injustamente" señaló Rodríguez García, quien junto con su esposo tuvo que volver a México de manera inmediata al conocer la tragedia y la injusticia de que sus seres amados fueron objeto.
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"Quiero justicia para mis seres queridos. Todos ustedes tienen hijos, y le ruego a Dios que no pasen por lo que estoy pasando. Señores autoridades yo quiero justicia, quiero la cabeza del señor presidente municipal de Acatlán de Osorio, no me respondió por mi hijo, y se supone que es la ley, ¿por qué los dejó linchar?, Me mató a mi madre en vida, en su propia cara se los mataron, ella suplicaba que no lo hicieran, que no lo hicieran y aun así los mataron", aseveró. La novia de Ricardo, lo definió como "un chico ejemplar, estudioso, al cual no se vale, que lo recuerden por este circo. Deberían recordar lo por sus ideas, con un gran futuro. A él le gustaba escribir, era un poeta".
La partida de las víctimasCon lágrimas en los ojos, los consternados por esta situación amigos y familiares apoyaron a la familia de las víctimas, quienes fueron velados en un cuarto de tabique, rodeados de flores que los mismos vecinos llevaron; minutos después de la despedida, se escuchó a lo lejos, ¡Ayúdenos a llevar las cajas!. En ese momento, varios hombres se acercaron para apoyar a trasladar los ataúdes de color blanco y gris; en las afueras de este hogar dos camionetas una roja y otra blanca esperaban para apoyar a la familia. De la casa de los deudos, los ataúdes fueron llevados en procesión hasta la iglesia de Tianguistengo, donde recibieron misa de cuerpo presente. En ella el párroco llamó a la reconciliación y el perdón, a la vez que condenó los hechos ocurridos y el hacer justicia por propia mano. Con cohetones y banda, como una tradición en este lugar, los cuerpos fueron llevados en procesión, en una camioneta roja, una viuda y tres niños acompañaban a su padre; inconscientes de lo que pasaba a su alrededor o cual había sido la causa de su muerte, llamaban a gritos a su padre, pidiendo que no se fuera. La inspectora de la comunidad, de nombre Rosario Aguilar, tomó la palabra en el panteón, fue puntual en su exigencia de castigo a los homicidas. Señaló la falta de apoyos de las autoridades estatales, las cuales ni siquiera se han acercado a las víctimas. Solicitó apoyos económicos para las familias afectadas, pero también apoyos psicológicos para las mismas familias quienes necesitan la ayuda profesional para intentar superar este duro golpe. Versiones extraoficiales dieron a conocer que la Fiscalía General del Estado (FGE) designó a un grupo de aproximadamente 50 agentes ministeriales para enfocarse en resolver este terrorífico crimen el cuál ha tenía repercusiones en medios informativos a nivel internacional. Posteriormente se inició con un minuto de aplausos para las víctimas del 29 de agosto y al culminar este acto la gente se manifestó gritando –"justicia, justicia, justicia". Finalmente cada uno de los pobladores hecho agua bendita, donde finalmente descansaran los cuerpos de Ricardo Flores y Alberto Flores en espera de que alguien les haga justicia.
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