Inmerso en la naturaleza de la Sierra Norte de Puebla, el centro ceremonial de la pirámide del Rey Nopaltzin, ubicada en la localidad de Nopala, fue el punto de reunión de decenas de personas que dieron la bienvenida al año nuevo, como lo indica el xiuhpohualli o calendario azteca.

Entre música, danza y copal se realizó el "atado de carrizo" que simboliza el fin de un ciclo y el inicio de otro; posteriormente se colocaron ofrendas en distintos puntos de la pirámide que semioculta entre la vegetación.

En el lugar se pudo apreciar una pequeña muestra de trabajos artesanales que elaboran mujeres de la comunidad, así como gastronomía tradicional; tal es el caso de las tortillas hechas completamente a mano y cocidas a la leña.

Como parte del fomento a las tradiciones y para conservar la identidad de los pueblos indígenas, se contó con la participación de pequeños del preescolar Nueva Creación, quienes realizaron bailables tradicionales; además los asistentes tuvieron la oportunidad de participar del ritual de purificación con incienso.

Esta tradición se realiza desde que fue rescatada hace 33 años por personal del INI (Instituto Nacional Indigenista).

Pese a la importancia de la celebración, el evento ha tenido poca proyección y casi nulo apoyo por parte del gobierno; sin embargo, Severiano Valerio Trejo , promotor nacional indígena, señala que los habitantes de la localidad buscan que este lugar sea considerado como Patrimonio de la Humanidad y Nacional, siempre y cuando continúe bajo el cuidado de los mismos lugareños.

Valerio Trejo señaló que apoyará a los habitantes de Nopala para gestionar recursos ante las dependencias del gobierno federal, con la intención de que este evento se constituya lo más apegado posible a las tradiciones ancestrales y lograr una mejor difusión.