Se suman mujeres rurales a vida laboral

Un estudio reveló cómo la figura femenina de San Bartolo Teontepec contribuye al desarrollo y demostrar su capacidad de incidencia

Se suman mujeres rurales a vida laboral
Archivo Agencias | Utilizan una estrategia basada en las interfamilias o las vecindades para cubrir gastos. Se suman mujeres rurales a vida laboral

Las mujeres que habitan en contextos campestres se encuentran condicionadas por roles sociales característicos de las comunidades en que habitan, lo que repercute en las actividades económicas y familiares; ante las limitaciones de las zonas, la figura femenina debe incorporarse a la vida laboral o buscar las estrategias para contribuir al desarrollo y demostrar su capacidad de incidencia, de acuerdo con el análisis "Mujeres rurales y estrategias sociales de sobrevivencia en San Bartolo Teontepec, Puebla" publicado en la Revista Latinoamericana de Estudios Rurales en 2017.

Según la autora, Míriam Quiroz Ramírez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), su investigación fue resultado de un estudio en la comunidad de San Bartolo Teontepec, en Tehuacán, mediante contacto y entrevistas con mujeres originarias de dicha comunidad, así como una técnica de observación para conocer sus dinámicas y estrategias cotidianas.

A través del estudio, la investigadora determinó que las mujeres la demarcación mencionada anteriormente responden a condiciones locales que afectan, directa o indirectamente, a sus familias; sin necesidad de tener un trabajo como tal, sino mediante su capacidad para relacionarse con otras mujeres y en conjunto generar estrategias económicas para la contribución de sobrevivencia de las familias.

Dichos nexos entre las mujeres rurales coadyuvan a maximizar los recursos de las familias y generan apoyo en las responsabilidades de otras femeninas, que en la mayoría de casos están ligadas por un parentesco, y hasta por una relación de vecinas, en las que realizan intercambios o préstamos de objetos como alimentos, se confían entre ellas a sus propios hijos o bien crean grupos para generar compras grandes para más de una familia.

La autora señaló que son tres ejes los que utilizan las mujeres rurales para una dinámica de "sobrevivencia": una dinámica intrafamiliar que recurre a los lazos de parentesco extensos, para la colaboración e intercambio entre familias nucleares aisladas por estos medios y de vecindad.

La segunda se trata de la estrategia también basada en las interfamilias o las vecindades, a través del cuidado de los niños, pues las mujeres que laboran confían en sus seres cercanos para cubrir el rol que les es otorgado: "cuando una de ellas finalice su jornada de trabajo, sea quien atienda a los hijos de ambas para que la otra asista a su ocupación".

La última es mediante el intercambio de bienes en la vida cotidiana; es decir, "prestar" y "cobrar", al tiempo de organizarse para formar un grupo, y se propone que cada una otorgue una cooperación semanal para adquirir alimentos por mayoreo en Tehuacán.