Esperaban que el gobierno del Estado y Federal atendieran sus peticiones, sobre todo en el sentido de mayor seguridad. No todos los transportistas quisieron dar entrevista. Los que se atrevieron solicitaron mantener su anonimato. Su postura era: "estamos hartos, apenas hace poco asaltaron a uno de nuestros compañeros, no podemos salir a trabajar y pensar que no vamos a regresar". En el zócalo de esta ciudad, se mostraba una unidad con un impacto de bala, del lado del conductor.

Al momento de la redacción de la nota, los transportistas solamente querían hablar con representantes del gobierno del Estado y Federal, esta vez no accederían a un encuentro con el presidente municipal porque quieren garantías por parte de la Guardia Nacional y Policía Estatal.

Colateralmente, el impacto lo resintió la población, no había forma de que se movilizarán a sus hogares, por lo que en las calles se veían largas filas, sobre todo de estudiantes, que esperaban alguna unidad. Por ejemplo, la base de combis que se encuentra sobre la calle Independencia, muy cerca del zócalo, cerró sus puertas y así los usuarios no pudieron transportarse a sitios como Jicolapa, Coyoetepec, Huetyapan, entre otros destinos.