Padre mata al asesino de su hijo en Tilapa

Luego de que un delincuente le disparará a un niño de 6 años el padre no dudo en ir tras el homicida.

Un criminal llamado Rogelio, considerado por fuentes policiales como “un verdadero demonio” cometió una de las peores felonías, mató a un niño de 6 años disparándole en el rostro; pero pagó con su vida, el padre del menor reaccionó y lo mató a martillazos, lo dejó tendido en la puerta de su propia casa, con el martillo incrustado en la cabeza. Estos hechos atroces ocurrieron la tarde de este lunes en la comunidad de Agua Dulce, en el municipio de Tilapa, enclavado en la mixteca poblana.

Lo anterior ocurrió este lunes cerca de las 15:00 horas, en el exterior del domicilio de la familia del niño de 6 años de edad, ubicado en la calle 16 de Septiembre esquina con Sor Juan Inés de la Cruz, en la comunidad de Agua Dulce. De estos hechos tomaron conocimiento la policía municipal de Tilapa, la policía estatal y la ministerial.

Fuentes policiales consultadas por este diario consideraron a Rogelio B. S., de 48 años de edad, como “un verdadero demonio”. Rogelio, según fuentes era un presunto distribuidor de drogas de aquella región (además adicto a las mismas), quien solía ocupar adolescentes para la distribución de las sustancias que comercializaba.

Además, a ese sujeto también se le relaciona con varios asesinatos ocurridos en aquella región, como el caso de un “entambado” encontrado en el mes de noviembre del 2020 y de un hombre hallado muerto en un canal de aguas de riego en Atzala (septiembre de 2020), entre otros crímenes. Es decir, autoridades policiales consideraban a Rogelio como un “pájaro de cuenta”.

EL INFANTICIDIO

 

A la hora mencionada de este lunes, Rogelio se armó con su escopeta y llegó hasta la casa en mención, se presume que buscaba atacar a un adolescente, pero al tocar la puerta quien abrió fue el niño de 6 años y el homicida le disparó. El niño recibió las postas en el rostro, fue llevado al Centro de Salud y Servicios Ampliados (CESSA) de Izúcar de Matamoros en donde los médicos informaron a sus familiares que había muerto.

Cuando Rogelio disparó contra el niño, el padre del menor no lo pensó dos veces y enfrentó al matón. Logró lesionarlo con un martillo hasta arrebatarle la vida. La escena, indicaron fuentes policiales era grotesca, pues el cadáver de Rogelio quedó con el martillo incrustado en la cabeza, a su lado la escopeta con la que mató al niño y dos cartuchos percutidos.

El padre del menor, según fuentes policiales, escapó para evitar ser detenido, aunque actuó defendiendo a su pequeño hijo. Hasta el momento no se ha especificado si el actuar del padre del pequeño pueda ser considerado como legítima defensa. 

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