Las autoridades del estado de Oaxaca ordenaron en las últimas horas el confinamiento voluntario pero estricto en varias zonas de esta empobrecida región ante una considerable alza de contagios.

El pasado 6 de julio, el estado inició un desordenado desconfinamiento al pasar al color naranja (peligro alto) en el Semáforo Epidemiológico que dicta las actividades económicas que se pueden llevar a cabo.

En esa fecha, los servicios de salud de Oaxaca reportaban 6 mil 543 casos y 662 defunciones, mientras que comienza esta semana con más de 8 mil 700 casos y 824 defunciones, un alza del 33 por ciento en casos y cerca del 24 por ciento en defunciones.

Este domingo, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, ordenó el regreso al color rojo (peligro máximo) e instó por redes sociales a un confinamiento voluntario en las regiones más afectadas.

"Quiero informarles que se ha registrado un incremento considerable en los contagios y en las defunciones, específicamente en las regiones del Istmo de Tehuantepec y la Cuenca del Papaloapan en las últimas dos semanas," indicó.

De las ocho regiones geográficas en que se divide el estado, son las regiones de la Cuenca del Papaloapan y el Istmo de Tehuantepec donde los casos y defunciones se incrementaron.

Este lunes, al comienzo del confinamiento las acciones de desinfección se concentraron en esa municipalidad y brigadas de la Secretaría de Salud y Seguridad Pública del estado implementaron sendos operativos para sanear las principales calles de Juchitán con agua y cloro.

MEDIDAS DISPARES

Hoy en Oaxaca se celebraría la edición 2020 de la Guelaguetza, fiesta cultural que reúne la música, el baile y el canto de las etnias indígenas, pero la pandemia que enfrenta el mundo obligó a suspenderla.

Aunque se ha ordenado el confinamiento en alguna regiones, en otras, como Oaxaca capital, se avanza despacio hacia la llamada "Nueva Normalidad".

A pesar de que en ningún sólo día los casos se han reducido o estabilizado, las medidas de sanidad se relajaron y restaurantes y parques públicos están abiertos desde hace dos semanas.

Las mesas de los restaurantes son desinfectada con cloro y los camareros atienden con máscaras de protección.En el centro histórico de la ciudad, todavía queda un filtro sanitario donde cuatro funcionarios dan gel antibacterial y cubrebocas a los transeúntes.