Elizabeth Valdéz abrió una biblioteca en su casa para enseñar español y otras lenguas a niños del municipio mexicano de Tlajomulco en el que conviven, como si fuera una torre de Babel moderna, siete etnias indígenas que llegaron a la ciudad en busca de trabajo.
Este lugar se llama Cuexcomatitlán, al lado de la laguna de Cajititlán, y en él se entremezclan las lenguas indígenas otomí, mixteco, maya, purépecha, triqui, huasteca y wixárika, en un esfuerzo colectivo por entenderse y organizarse.
Eli, miembro de la comunidad otomí, contó este sábado que montó la biblioteca para tener un espacio donde los niños conozcan las costumbres de otras culturas y aprendan sus lenguas, además de oficios como artesanía y horticultura.
La iniciativa en el estado de Jalisco, en el occidente de México, busca que las nuevas generaciones entiendan que a pesar de las diferencias todos los pueblos indígenas son hermanos, explicó.