México supera 70 mil muertos por COVID rodeado de esperanza, dudas y miedo
Aunque López-Gatell aceptó que México es de los países donde se hacen la menor cantidad de pruebas de COVID-19, argumentó que esto responde a que hay menos cantidad de casos sospechosos.
México rebasó los 70.000 muertos por coronavirus en medio de una ralentización de la pandemia, pero con dudas acerca de la viabilidad de la vacuna de AstraZeneca que se producirá en el país y miedo por la próxima temporada de influenza. Actualmente, México es el cuarto país del mundo con más muertes a causa del coronavirus al sumar 70.183 solo por debajo de Estados Unidos, Brasil e India, y el séptimo en número de contagios, con 658.299. El número de muertos supera lo proyectado inicialmente por el Gobierno, aunque este siempre reconoció que la epidemia sería "larga". En abril, en entrevista con Efe, el subsecretario de Previsión y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, estimó un panorama de posibles defunciones de 6.000 y el 4 de junio ascendió la proyección a 60.000, lo que sería un escenario "muy catastrófico", dijo. Ese escenario catastrófico se alcanzó el 23 de agosto, poco más de dos meses y medio después de que el país empezó a retomar la actividad económica, y durante el que se sumaron más de 50.000 fallecimientos. Sin embargo, el Instituto de Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington estimó que el 3 de septiembre México completaría 70.000 muertes, el 1 de noviembre 103.000 y para diciembre alcanzaría 130.000. DESCENSO DE CASOS No obstante, el pasado 8 de septiembre, el Gobierno mexicano aseguró que por varias semanas han ido a la baja los contagios y fallecimientos por esta enfermedad. "Afortunadamente ha ido bajando el número de contagios y lo que es lo más importante el número de fallecimientos, estamos en una situación mejor a pesar de la tremenda tragedia que ha significado esta pandemia, vamos bajando, no hemos tenido rebrotes", dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras que López-Gatell destacó que las decisiones de las autoridades, sin necesidad de medidas coercitivas, lograron recudir la movilidad de 80 millones de personas y, enfatizó, la positividad de casos sigue en descenso. Indicó que, a partir de la primera semana de agosto, las cifras empezaron a bajar. "Y datos alentadores, datos estimulantes de que la epidemia está entrando en control, es que este porcentaje de positividad desde el 57 %, hoy está en 40 % y ha continuado en descenso (...) se estancó el decrecimiento, se estancó la reducción", afirmó. PERO POCAS PRUEBAS El optimismo de las autoridades contrasta con las declaraciones de funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes han dicho que en México la magnitud de la pandemia está subestimada debido al bajo número de pruebas. "En México los test son limitados con 3 por cada 100.000 personas por día, que se puede comparar con más de 150 por cada 100.000 personas en Estados Unidos", dijo el director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la organización, Mike Ryan, a finales de agosto. Aunque López-Gatell aceptó que México es de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que hace la menor cantidad de pruebas de COVID-19 por cada 100.000 habitantes, argumentó que esto responde a que hay menos cantidad de casos sospechosos. El Gobierno mexicano ha rechazado realizar pruebas a gran escala una y otra vez, y en su lugar examina solo a los pacientes más enfermos. El epidemiólgo Alejandro Macías destacó este sábado en entrevista con Efe la importancia de incrementar el número de pruebas. "Y eso no lo hemos hecho y, al parecer, no lo vamos a hacer", lamentó. Señaló que hay un mensaje difuso en cuanto al uso del cubrebocas, pues "las principales autoridades no lo utilizan y no hay una campaña de información al respecto". Criticó que estos descuidos pongan en riesgo a la población y sean en parte responsables de que México sea el país en el mundo con más personal sanitario fallecido, con al menos 1.320, según un reporte de Amnistía Internacional. ESPERANZA DE VACUNA México mantiene negociaciones para garantizar que el país tenga acceso oportuno a una futura vacuna contra el coronavirus, que hasta ahora luce como la mayor esperanza para reducir el impacto del coronavirus. Uno de los acuerdos más esperanzadores es la alianza con Argentina, la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca para fabricarla y distribuirla en Latinoamérica. La tercera fase del ensayo clínico se reanudó este sábado tras una supuesta reacción adversa en uno de los voluntarios. Tras el freno temporal de las pruebas, el canciller Marcelo Ebrard afirmó que el Gobierno dialoga con laboratorios de China, Francia, Estados Unidos, Alemania, Rusia e Italia para que el país participe en los estudios clínicos de sus respectivos proyectos de vacunas. También participa en un bloque para promover la creación de una vacuna contra COVID-19 y ha autorizado cuatro proyectos mexicanos que buscan este antídoto. "México está en muchos proyectos y vamos a tener la vacuna", prometió el canciller este jueves. DOBLE AMENAZA En octubre, México enfrentará una nueva temporada de influenza, una enfermedad que por sí sola cobraría miles de vidas, por lo que especialistas aseguran que este podría ser un otoño aún más mortal para el país. Tan solo en 2018 murieron por esta enfermedad 28.000 personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. "La circulación de los dos virus de manera simultánea va a causar que algunas personas se infecten tanto de influenza como de COVID, pudiendo complicar los cuadros", aseguró Macías. López-Gatell dijo el 7 de septiembre que, a partir de octubre, con la temporada de frío e influenza, puede ocurrir en México un "rebrote" de casos COVID, pese a que en las últimas seis semanas se ha registrado una baja en los casos. "No hay duda que la influenza" va a estar entre octubre y marzo, señaló López-Gatell. Es por ello que el doctor Macías urgió a las autoridades a "armarse" y reforzar las pruebas tanto de coronavirus como de diagnóstico para la influenza y otras infecciones respiratorias que aumentarán en la temporada invernal porque será más difícil distinguirlas.
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