Tortillería instala un salón de clases para educar a un barrio en CDMX

Ante la pandemia del Covid-19, una empresaria emprendió su salón improvisado ante los retos de la educación a distancia.

Tortillería instala un salón de clases para educar a un barrio en CDMX
Tortillería instala un salón de clases para educar a un barrio en CDMX

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Memorias del Crimen

Una tortillería de Ciudad de México ha instalado una escuela provisional para que estudien los niños, un acto altruista que refleja los retos del país un mes después de comenzado el nuevo ciclo escolar a distancia.

Dalia Dávila, copropietaria de la tortillería La Abuela en la colonia Héroes de Padierna, cambió la masa y el maíz por libros y cuadernos el 24 de agosto, cuando más de 30 millones de estudiantes mexicanos iniciaron un histórico ciclo escolar llamado Aprende en Casa.

“Empecé a trabajar con ellos y nos dimos cuenta de que no solo era la televisión, sino que tenían que tener teléfonos inteligentes para tomar sus conferencias, a algunos niños les mandan material y necesitan la impresora, todo esto está siendo un gasto muy fuerte porque no hay trabajo", dice a Efe.


 

EDUCACIÓN EN CRISIS

México no tiene clases presenciales desde el 23 de marzo, cuando inició la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia por la pandemia de COVID-19, que acumula casi 78.000 muertos y más de 740.000 casos en el país.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) prometió que el programa Aprende en Casa, en el que participan seis cadenas de televisión públicas y privadas, cubriría al 98 % de los alumnos.

Aunque el 92,5 % de los hogares mexicanos tienen al menos un televisor, solo un 44,3 % dispone de computadora y el 56,4 % de conexión fija o móvil a internet, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

"Tenemos internet, pero es muy lento porque somos muchos, están mis hermanas con sus niños, mi sobrino mayor que trabaja y ocupa internet, entonces éramos muchos para estar todos en el internet, nos costaba mucho trabajo", cuenta María Luisa Moreno, con dos de sus cuatro hijos en la tortillería.

 

LECCIÓN DE DESIGUALDAD

Moreno se ha convertido en maestra de secundaria de sus dos hijos cuando ella solo terminó la educación primaria.

Por eso, agradece el esfuerzo de la tortillería para evitar que Marcos y Aidé se conviertan en uno de los más de 1,4 millones de estudiantes mexicanos que abandonarán la escuela por la pandemia, según estima el Programa Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD).

“Me gusta todo de tomar mis clases aquí porque puedo también hacer educación física”, dice Aidé Joselin, quien tiene 13 años y cursa el segundo año de secundaria.

La tortillería empezó con una camioneta con cajas y una computadora, pero gracias a donadores y voluntarios ahora alquilan un local donde reciben tres psicólogas y profesores de matemáticas, física, química e inglés.

“Me ponen la televisión, y luego a las 10 me toca mi clase de inglés porque no sé hablar muy bien, y aquí me enseñaron a hablar inglés”, afirma Aidé.

 

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