**El arqueólogo y cronista, nos habla de la fundación de nuestra ciudad, de su orgulloso pasado y de su futuro incierto como centro urbano Pilar BRAVO EDUARDO MERLO Juárez, arqueólogo del INAH y cronista por vocación, pregunta para éste 16 de abril ¿Qué hemos hecho de nuestra ciudad? Este lunes, Puebla cumplirá 481 años, cerca ya de los 500 años desde que los antiguos pobladores se asentaron en este territorio llamado entonces Cuetlaxcoapan que quiere decir “donde las serpientes cambian de piel” y donde hoy, muchos le están quitando la piel. ¿Cuánto guardamos de nuestro antepasado? le preguntamos a Merlo. “La historia de su fundación mezcla la leyenda, los frailes franciscanos en 1531 partieron de cero, Sebastián Ramírez de Fuenleal, presidente de la Segunda Real Audiencia de México, comisionó a Fray Toribio de Benavente para que partieran de su diócesis en Tlaxcala, a buscar algún sitio adecuado para la creación de la nueva ciudad y tardó casi un año para conseguir su objetivo.” Para conseguir el lugar, tuvo el apoyo de los indígenas de Tlaxcala, Cholula y Tecali, la zona que eligieron estaba por el cauce del río San Francisco, edificaron la primer capilla de la ciudad, sin embargo las lluvias torrenciales y el desigual crecimiento del río San Francisco arrasaron con lo que habría sido el primer intento de la fundación, agrega el arqueólogo. Para evitar la desgracia se decidió cambiar su ubicación y así en el año de 1532 “se estableció definitivamente la ciudad en la parte oeste del río San Francisco, pero la fecha de su fundación es el 16 de Abril de 1531, cuenta la leyenda, que los ángeles descendieron del cielo y señalaron al Obispo Julián Garcés, donde se tenía que construir la ciudad. Por eso los ángeles siempre están asociados a Puebla desde el inicio.” La traza de la ciudad del siglo XVI sin duda por el paso del tiempo cambió en el siglo XVII, pero no hay duda que fue bien trazada y mejor edificada, las mejores construcciones fueron de los siglos XVII y XVIII, en la época virreinal fue el auge, en el XIX comenzó la destrucción. “Incluso después de la batalla del 5 de mayo, en el Sitio y desde el siglo XX, los daños a Puebla han sido atroces”, lamenta el investigador. Fue una de las mejores ciudades hasta principio de 1900, hacía 1940 y 1950, los nuevos revolucionarios destruyeron decenas de casonas para construir horrendos edificios de cemento que han quedado como lunares, ya que se trata de cajones sin chiste, como es ahora la sede de la tesorería municipal, en plena Avenida Reforma, antigua casa del General Ignacio Zaragoza .A pesar de que Puebla ganó el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad, no ha servido de mucho, porque sigue la destrucción. La Nomenclatura La traza urbana y la nomenclatura durante la época virreinal hicieron de Puebla una ciudad con nombre de calles muy singulares, donde había iglesias, las calles llevaban el nombre del santo, pero tomaban también los nombres de los ciudadanos famosos o ricos, como Miguel Raboso o Chito Cuetero, la calle de las vacas, la calle de los sapos, de las mimosas o la calle de las bellas, pero también tomaban nombres por sucesos, como la calle de los muertos o de los aparecidos., eran referencia a algo o alguien. Para el siglo XIX, comenzó la moda de poner nombres de héroes y de personajes famosos. ¿Cuándo empezó la numeración?, le preguntamos a don Eduardo. “En 1917 se copió el modelo de Washington, de nortes, sur, oriente y poniente, debido a que el trazo de Puebla era en cuadricula, la imposición de numerar las calles, les quedó de maravilla.” Un decreto de Cabildo ordenó el cambio de nomenclatura y en el 2017 se estará cumpliendo un siglo. “Dato curioso –agrega Merlo- el retiro de las placas que había en las esquinas que eran azulejos de talavera, se donaron a la Iglesia de San Agustín que pidió esos desechos para forrar la cúpula”. La nomenclatura de las calles de Puebla tuvo muchos cambios, según la época, la virreinal, la porfiriana y la actual, entre otras. Advertencia El cronista más famoso de Puebla, es uno de los defensores principales de la ciudad, lamentó que a cada gobierno presenta un programa de desarrollo que no son más que planes que no se cumplen, que se pierde el tiempo y siguen dejando que el deterioro acabe con la traza de decenas inmuebles que se derrumban. “La mancha urbana se ha desbordado hacia todos lados y el desorden ha generado el crecimiento población que se ha comido los barrios, invade ya los pueblos aledaños y nadie sabe hasta dónde se va a extender”. Concluye el maestro Merlo: “los poblanos en este aniversario 481, podrían hacer un ejercicio para asumir el respeto por su capital”. |