**La tristeza carcome a las internas cuando llega el Día de la Madre y saben que no tendrán visitas, flores ni regalos Pilar BRAVO El Centro de Reinserción Social de San Miguel alberga a 243 mujeres, de las cuales 235 son madres. Las edades de las reclusas, oscilan entre los 19 y los 60 años e incluso más. Para festejar el Día de las madres, hoy tendrán un convivio. La austeridad y la disciplina no permiten que haya pachanga. Ya no hay misa, como antes se hacía; son tiempos laicos, dice la autoridad. Sólo habrá un modesto festival y pláticas para levantar la autoestima. Se espera una afluencia importante. Las internas podrán guisar para recibir a sus hijos, pero no tienen permitido recibir flores. Hasta hace unos años, el 10 de mayo era un día de mucha concurrencia, pero últimamente la ha perdido, dijeron las custodias; es por eso, indicaron, que se procura hacer el festival: para que no pase en blanco la festividad. Ingresar a la sección femenil del Cereso no es una visita de comadres; todo el tiempo hay ojos y oídos. Las mujeres del penal se portan bien, las custodias aseguran que “hay envidias, roces y chismes menores”, pero nunca un pleito grande. Como a todas las mujeres, añaden, a veces, se les altera la hormona; se deprimen o se ponen muy sensibles. La mitad de las internas están en edad reproductiva, tienen entre 19 y 40 años; las que tienen pareja de vez en cuando reciben visita íntima de esposos y compañeros, siempre que cumplan con los requisitos de ley. Hay, además un programa de anticoncepción para que las internas estén protegidas. Las mujeres de la tercera edad no reciben muchas visitas, de vez en cuando los fines de semana; sus familiares no las visitan, aducen, porque vienen del interior del estado o porque no tienen tiempo o dinero. Los cargos más comunes entre las reclusas son fraude y delitos contra la salud, entre las mayores; entre las jóvenes, además de los anteriores, robo, homicidio, fraude y asociación delictuosa; con unas y otras es común que estén involucrados hijos o parejas, con resignación aceptan su suerte. A las mujeres jóvenes, 20 a 30 años, les es permitido tener a sus bebés dentro del penal, pero solo hasta los tres años; luego deberán dejarlos crecer con sus familias, es la ley y el caso de seis reclusas. Un día en la cárcel comienza a las 6:30 horas con el timbre despertador, continúa el pase de lista, el aseo personal y del espacio; actividades en el taller o la escuela, trabajar o estudiar son las opciones; nadie se puede quedar en la cama, a menos de que haya enfermedad justificada. Las estudiantes, cursan primaria, secundaria, o alguna otra cosa. La mayoría prefiere los talleres ocupacionales y realizar actividades productivas con lo que pueden ganar dinero para ayudar a sus familias. |