Lunes 10 Septiembre 2012
** El autor de la escultura asegura que es referente espacial para ciudadanos y foráneos; vecinos buscan que se establezca el 9 de septiembre como aniversario oficial de la figura  Miguel HERNÁNDEZ  LA CHINA Poblana más que un personaje de leyenda, se ha convertido en punto de referencia para los habitantes y turistas en la ciudad; el escultor que erigió la estatua en la ciudad, Jesús Corro Ferrer, está a favor de que se institucionalice el 9 de septiembre como fecha para celebrar a este personaje. Ayer, al pie de la fuente donde está la obra arquitectónica, los vecinos de la colonia Adolfo López Mateos y el Comité pro Día de la China Poblana, realizaron un homenaje al artista de 79 años, quien entre sus obras destacan La Fuente de Zaragoza, el mural que pintó para la Olimpiada del 68 y el Mundial de 1970, que está en el Estadio “Cuauhtémoc”. Poco más de 40 personas se congregaron en el evento, al que asistió como representante del gobierno, el subsecretario de Asuntos Políticos de la Secretaría General de Gobierno, Mario Rincón, mientras que del ayuntamiento sólo acudió un funcionario. La ceremonia fue organizada por los vecinos, donde se le dio homenaje al artista que legó su visión cultural al municipio y estado. La musa Corro Ferrer recordó con beneplácito que su esposa, María del Consuelo López y Martínez, fue su musa para levantar el monumento a La China Poblana, que luce en el punto donde convergen el bulevar 5 de Mayo y la Diagonal Defensores de la República, obra que está por cumplir 41 años, el 24 de septiembre. Destacó que la construcción se ha convertido en un punto para que la gente oriunda o foránea se ubique en la Angelópolis, lo cual nunca pensó que ocurriera cuando le encargaron hacer esa obra, que hoy es un símbolo y que en algún momento quisieron autoridades municipales pasadas quitar porque afecta la circulación, a lo que vecinos de la zona se han opuesto. En julio de 2007, el entonces alcalde Enrique Doger Guerrero, apoyó la remodelación de la fuente y rehabilitación de la glorieta para agilizar la circulación vehicular en la zona, trabajos que costaron 14.5 millones de pesos. El escultor poblano comentó que ahora su obra luce más cuidada, ya que en otras administraciones municipales era presa del vandalismo. Por su parte, el presidente de la colonia, Antonio Hernández Muñoz, manifestó el orgullo de que esta fuente en la actualidad sea uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad, por donde convergen dos de las principales vialidades capitalinas, y en las que pasan a diario miles de carros, pero que la exalcaldesa Blanca Alcalá Ruiz, durante su gestión la mantuvo sin mantenimiento público, ya que no funcionaba el alumbrado de la fuente ni el sistema de agua. Don Corro Ferrer exhortó a las autoridades que hagan memoria del significado que tiene para los poblanos La China Poblana, ya que muchos la ubican como una imagen referencia en la Angelópolis, pero desconocen su historia, sobre todo los más jóvenes, quienes lo ven como un simple monumento. Comentó que a veces los turistas le dan más importancia a conocer la historia de este personaje que los propios poblanos. El artista Con obras en México, Estados Unidos, Canadá, España e Italia, Jesús Corro, egresado de la facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se ha ganado un reconocimiento por su trabajo plasmado en murales y esculturas, lo cual ha llevado a recibir múltiples reconocimientos y premios nacionales. Destacan el mural La Ley y la Justicia en el Palacio de Justicia de Puebla; el mosaico vítreo, con motivo de las Olimpiadas plasmado en el estadio Cuauhtémoc, mientras que en el Seminario Palafoxiano están los bustos de Paulo VI y el del arzobispo poblano, Octaviano Márquez y Toríz, así como el mural inaugurado por Juan Pablo II en 1978; en la zona de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, monumento a Zaragoza, La fuente del mismo nombre; en el campus Central de la Universidad Popular Autónoma de Puebla está el Mural del Humanismo, entre otras obras. La leyenda De acuerdo a los historiadores, Diego Carrillo Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves y virrey de Nueva España, trajo de Filipinas una jovencita, para que sirviera al virrey. La niña llamada Mirra, fue raptada por piratas portugueses y llevada a Cochin, al sur de la India. Sin embargo, escapó de sus raptores y se refugió en una misión jesuita, donde fue bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. De nueva cuenta fue raptada y vendida a Don Miguel de Sosa por diez veces el valor que el virrey había prometido por ella, quien sirvió de esclava, contrajo matrimonio y tomó los hábitos. A su muerte, fue enterrada en la sacristía del Templo de la Compañía de Jesús, que también conocida como la Tumba de la China Poblana.