Jueves 14 Febrero 2013
Las campanas no sonaron este miércoles por la mañana en el centro de la ciudad. En signo de respeto éstas no repiquetearon para anunciar una homilía solemne. EF30213_MIERCOLES_DE_CENIZA_10Poco a poco se fue concentrando la grey católica en las hileras frente al altar mayor, las largas bancas de madera se fueron escondiendo entre los fieles, sin que éstos ocultaran las altas torres de trabajo que para el inicio de esta Cuaresma ya se habían posicionado del lado derecho al interior del templo. La misa comenzó cerca de las nueve horas con 10 minutos de este 13 de febrero, Victor Sánchez Espinosa presidiría el acto litúrgico, a él lo acompañaban más de diez hombres de la iglesia que asistían de igual forma a presenciar el comienzo del ciclo pascual. Las columnas grises retumbaron ante el sonido del órgano de la iglesia que anunciaba el inicio de la homilía mientras uno a uno de los párrocos, obispos, arzobispos y el vicario general tomaban asiento bajo las diversas efigies de santos que inmóviles aguardan en el altar central de este templo. La misa se caracterizó por una parsimonia generalizada que con solemnidad los fieles atacaban desde sus fijos asientos. En su gran mayoría, los asistentes se caracterizaban por tener una cabellara donde destellos de color plata y blanco eran más que visibles, una cara marcada por las arrugas y la experiencia y con la atención total a cada palabra expresada por monseñor. Tal vez por ser las nueve de la mañana o por ser el ombligo de una semana laboral, pero la poca presencia de niños y jóvenes era evidente en la Catedral poblana, donde los fieles se habían congregado para ser marcados con un fino polvo gris en forma de cruz sobre la frente. El sermón fue corto pero lleno de simbolismo para la grey, en éste estuvo presente la invitación y la recomendación para tener una forma de vida que se extenderá por los próximos 40 días y donde sobre todo se recordaba que del polvo se viene y a él se regresará. Llegó el momento de cumplir con el rito que los había reunido, un gran platón de plata fue traído al centro y sostenido en el aire, el agua bendita arrojada por el obispo de puebla cayó sobre él, levantado apenas una visible capa de polvillo ahí donde cayeron las gotas. El jefe del arzobispado en la entidad fue el primero al que le impusieron la ceniza bajo las cúpulas de catedral, lo siguió su invitado especial, monseñor Octavio Ruiz quien vino de visita desde la ciudad del Vaticano a la entidad. Después de esto, dos largar hileras fueron formadas por el centro de este templo católico de estilo barroco. Éstas tenían un andar lento y pausado que era integrada, además de las personas, por bastones y andaderas. Cerca de 15 minutos después, el signo se había extendido por los rostros de los fieles asistentes, una pequeña, en muchos casos deformada, cruz de ceniza adornaba sus frentes.