Sábado 30 Marzo 2013
** La vida y muerte de Jesucristo fue atestiguada por habitantes de Pueblo Nuevo y cientos de visitantes convocados para el Viernes Santo Alexsey LÓPEZ  EL ETERNO redentor es el nombre de la obra escrita por José Morales Flores, habitante de la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, misma que llegó a su emisión 53, en la que se representa la pasión de Cristo, a través de sus letras, la antigua Jerusalén llegó a este sitio en un viaje a través del tiempo. Desde el pasado jueves 28 de marzo, la Semana Santa arrancó en el lugar con la realización de la última cena del Señor y el lavatorio. Por seis horas, aquellos pasajes fueron atestiguados por miles de personas hasta la 1:30 horas del día viernes. El Viernes Santo, la conmemoración de las últimas horas de la vida de Jesús Nazaret arrancó a las 11:30 horas en el denominado campo del Citlaltépetl, junto al edificio de la cohetería en la junta auxiliar. Cerca de 500 actores y más de 50 coordinadores, además de diversos equipos de apoyo, materializaron ante los asistentes los pasajes bíblicos más importantes en la vida del nazareno. Génesis La resurrección de Lázaro, el sermón de la montaña, el pase del Cristo por Samaria y su encuentro con la samaritana, las tentaciones de Jesús, fueron las primera escenas que presenciaron los asistentes que rodearon el escenario y el campo donde se escenifica este evento. Heriberto Morales López, quien desarrolla por tercer año consecutivo el papel de Jesús de Nazaret, y Montserrat Muñoz Orea, de 12 años de edad y quien estudia la secundaria y representó el papel de María, fueron los responsables de interpretar a los personajes más importantes del Nuevo Testamento. “Antes de comenzar, todos los compañeros nos reunimos. Hicimos un rezo y pedimos mucho al Señor para que nos acompañe y todo salga muy bien, antes de cualquier cosa debemos encomendarnos a él”, comentó Morales López quien durmió apenas cuatro horas de cara a la realización de su papel. Preparación El Cristo de la Romero Vargas añadió que fungir como Jesús es una responsabilidad que quita el sueño y que conforme se va acercando las horas de la escenificación, los nervios van en aumento. “Tuve una preparación espiritual, le rogué a Dios y a la Virgen que me apoyen para poder hacer la representación de la mejor manera”, comentó por su parte Muñoz Orea, quien representa por primera vez el papel de la Virgen María. Con un rostro todavía infantil, la encarga de personificar a la madre del Mesías indicó que el momento más emotivo y más impactante dentro de la representación es la crucifixión. “Creo que, en esa parte me va a ganar la emoción y lo más seguro es que llore de verdad, pero de eso se trata”, complementó. Cerca de las 17 horas, el grupo artístico Pablo de Torso inició con la escenificación de los juicios del nazareno para proseguir con el viacrucis, donde se retomaron los pasajes de las tres caídas, la verónica, el encuentro con la Virgen, la piadosa y la ayuda de Simón el Sirineo a cargar la cruz. Últimos minutos Poco después de las 19 horas, el Cristo de esta junta auxiliar representó los últimos minutos de vida de Jesús, esto ya en el escenario del cerro de Cristo Rey, zona aledaña a la junta donde con el pronunciamiento de las siete palabras se dio por terminado cerca de las 20 horas la representación. La escenificación del El eterno redentor es una de las más grandes en la entidad, tal es que desde el mes de noviembre los actores, en su mayoría de la junta auxiliar, comienzan los ensayos para poder transportar a los asistentes durante casi nueve horas a la Jerusalén de la época de Cristo. “Esta es una representación reconocida a nivel internacional por su realismo, dramatismo y duración, además de ser ya una tradición es un elemento cultural de Ignacio Romero Vargas que año con año se vuelve más grande”, señaló el creador de esta escenificación, José Morales Flores. Alrededor de 170 elementos de seguridad pública y vial, cuerpo de bomberos, Protección Civil y paramédicos resguardaron el recorrido del viacrucis. De igual forma se otorgaron cerca de 300 permisos a vendedores ambulantes que fueron establecidos alrededor del campo del Citlaltépetl y calles aledañas a la representación.