31 Marzo 2013
**La Gordillo y otros personajes de la política fueron quemados en la plaza del Barrio del Artista  Alexsey LÓPEZ QUEMA3 “ERES EL héroe de esta película”, gritaban entre el público cuando la vara de más de un metro de altura, con una de sus extremidades en fuego, tocaba la mecha que encendería a Mario Marín Torres, o al menos a la representación del mismo. Bajo los laureles y los palos de rosa que adornan el Barrio del Artista, 12 alegorías de personajes reconocidos fueron quemados entre la multitud. La mañana calurosa del Sábado de Gloria fue la escenografía que envolvió a este festejo que tien 72 años en la entidad. Al centro de esta calle, una Elba Esther hecha de carrizo y papel colgaba bajo la sombra del árbol en el que había sido colgada. “La maestra Gordillo”, decía el letrero que había sido pintado en el pecho de la sencilla figura. Entre chiflidos y vítores arrancó la quema de los Judas, un sonido agudo producido por los cohetes hacían dar vueltas a los personajes que seguía de una explosión en serie, como de metralla, que desintegraba completamente a los representados que habían sido realizados gracias a la cooperación de los artistas que se desarrollan en esta parte de la ciudad. 500 pesos había costado la construcción de cada uno de los doce muñecos que serían explotados la mañana sin nubes de este sábado 30 de marzo y que hasta antes del evento se había guardado su anonimato para sorprender a los asistentes. Manuel Bartlett, Mario Marín y Rafael Moreno Valle fueron los Judas que el pueblo quemó, en cuanto a autoridades estatales. Otras de las figuras a las que les prendieron fuego fueron las de Blanca Alcalá, Rafael Micalco y Pablo Fernández del Campo. En el ámbito municipal, Eduardo Rivera Pérez y Ernesto Bojalil Andrade fueron los representantes del ámbito municipal que también explotaron. Al estallar cada Judas, la multitud congregada en el Barrio del Artista, aplaudía en señal de aprobación que el personaje se desintegrará antes sus ojos entre el humo y la lluvia de papel que provocaba cada estallido. Antes de que un sol cenital de mediodía cayera sobre los asistentes, la celebración terminó y el Barrio del Artista volvió a la tranquilidad.