Carlos ROCHA LAS AGUAS del río San Marcos en Xicotepec de Juárez se han vuelto violentas. Jacinto, José Luis, y Ricardo se abrochan el chaleco salvavidas que les otorgó el alcalde, mientras Miguel sostiene la lancha para tres personas que los aguarda en el cauce. La balsa ha sido reparada con madera nueva para que soporte los más de 60 viajes que realiza a diario José Luis, el lanchero, y por los que cobra 5 pesos cada uno para transportar a sus vecinos de un costado de tierra al otro, después de que el fuerte caudal derrumbó el puente colgante por el cual se trasladaban. A pesar de haber vivido en el ejido de El Tepetate casi desde su nacimiento, los tres pasajeros dudan nadar para cruzar y poder encontrarse con sus familiares en sus hogares. Las lluvias no han dado tregua a esta parte del territorio poblano, que se encuentra pegado a Poza Rica, Veracruz, por lo cual han obligado a que los tepetateños se las ingenien para atravesar el río San Marcos, toda vez que la única ayuda que han recibido son chalecos salvavidas y despensas. Un cable de luz de casi 300 metros, hace posible que se puedan conectar con la civilización. Sin embargo por el cable estirado no pueden cruzar menores, mujeres y ancianos. La corriente del río que los mil habitantes califican histórica se ha incrementado ahora con el frente frío. Por fortuna, narran, las tempestades más violentas los han azotado en fines de semana. Por lo cual tienen tiempo de ingeniárselas para cruzar hacia la carretera que significa su salida a sus actividades cotidianas.