En la ciudad el problema de la vialidad incrementa; las nuevas vialidades, lejos de aminorar la situación, han provocado cuellos de botella. Para los poblanos, más que la construcción de viaductos, falta planeación del transporte público.  Luis Medrano refirió que es un problema que las unidades del servicio colectivo circulen en cualquier carril; además, los choferes bajan o suben pasaje a mitad de calle, por lo que las vialidades se vuelven difíciles de transitar. Agregó que ninguna autoridad vial ha querido atender, y recuerda: “A finales de los 80 y principios de los 90, se puso en marcha el operativo Cordón para meternos en orden a los urbaneros, obligándonos a ir por el carril derecho, sin permiso de rebasar; pero eso apenas duró unas semanas”. El hombre que dice haber sido chofer de la línea Mayorazgo, dijo que el fracaso del programa se debió a la corrupción entre conductores y agentes de Tránsito, pues “a cambio de la entrega de una mordida, ellos (los elementos) nos proporcionaban una clave con la que podíamos infringir sin ser amonestados”, reconoció. Sobre el mismo tema, Marco Antonio Mendoza respondió a El Popular, diario imparcial de Puebla, que mientras la Secretaría de Transporte y la Dirección de Tránsito Municipal no trabajen en conjunto a fin de efectuar el ordenamiento vial que obligue a los conductores particulares a respetar el carril del transporte urbano y viceversa, el problema seguirá. “Lo que deben hacer en los bulevares y las vialidades grandes, es lo mismo que por donde pasa el Metrobús, solamente que para el caso los paraderos permanezcan en los mismos sitios, así el gobierno no tendría el pretexto de no poder realizar el reordenamiento del transporte por carecer de los recursos económicos.” Finaliza Antonio Mendoza.