Mario GALEANA Dos meses después de que fuera diagnosticada con cáncer de pulmón, Alejandra perdió la vida. “Fueron tiempos difíciles”, dice Rosario, su hermana, quien a partir de entonces se hizo cargo de sus tres sobrinos: Emanuel, de 16 años; Ismael, de 11, y Omar, de 10. “Murió hace un año, en diciembre. Sólo estuvo enferma dos meses, de los cuales uno de ellos lo pasó completamente en cama, en el Hospital de la Mujer. Después, falleció”, narra Rosario Guzmán, quien habita en el municipio de Chiautla de Tapia, que forma parte de la Mixteca baja poblana. Alejandra se encontraba separada del padre de sus hijos, de tal forma que, luego de su fallecimiento, Rosario se convirtió en la tutora de los menores, aunque tuviera ya cuatro hijos. Así, pasó de tener cuatro a siete hijos, porque no duda en aceptar a sus tres sobrinos como si se hubieran gestado dentro de su propio vientre. El mayor de sus sobrinos, Emanuel, pronto terminará el bachillerato. “Quiere estudiar una carrera en mecánica”, agrega la tía. Ismael y Omar, los más pequeños, pronto culminarán la escuela primaria. La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a través del programa Seguro de Vida para Jefas de Familia, entregó ayer a Rosario y a sus tres sobrinos la cantidad de 24 mil pesos, aunque “no hay cantidad que cubra la ausencia de una madre o una hermana”, añade. Al igual que ellos, Cirila Domínguez y sus tres nietos, Dora, Rodrigo y Álvaro, recibieron la cantidad de 34 mil 796 pesos, luego que su hija, la madre de los menores, perdiera la vida derivado de una neumonía. Cirila asumió la responsabilidad de sus tres nietos hace un año. Su hija, Guadalupe, falleció a la edad de 28 años, dejando a Dora, Rodrigo y Álvaro sin su madre. “Le llegó una tos y no fue curable. Le pegó la neumonía. La llevamos a un particular y nos dijeron que sólo uno (pulmón) le respondía. Por eso falleció. Yo me quedé con sus hijitos porque ella era madre soltera”, explica Cirila, quien habita en el municipio de Chiconcuautla, al norte del estado de Puebla. De esta forma, Cirila se convirtió en la responsable de sus nietos. A la edad de 57 años, ha mantenido activo un oficio como vendedora de verduras, para que así sus nietos no dejen de asistir a la escuela. Según el delegado de la Sedesol en Puebla, Juan Manuel Vega Rayet, en la actualidad 330 familias, como la de Cirila y Rosario, han recibido el programa antes referido, para así apoyar a 680 menores que quedaron huérfanos. |