Al ser diagnosticado con la enfermedad su día a día dio un giro de 180 grados; no se rinde y asegura la vida es muy bonita David PORTILLO Tener 10 años de edad y padecer cáncer ha sido una dura batalla de sobrevivencia para Daniel Merino Merino, quien desde los 8 años fue diagnosticado con leucemia, por lo cual su vida dio un giro de 180 grados. Aunque ya ha pasado la situación más crítica de su enfermedad, donde hubo lapsos en los cuales por 15 días estuvo hospitalizado, hoy se encuentra en etapa de vigilancia con la esperanza de sanar pronto y volver a su vida normal. “Tengo dos años que padezco cáncer, me detectaron leucemia y fue difícil en un principio”, relata. A diferencia de algunas personas que no valoran la vida por diversas circunstancias y que pueden tener alguna solución y optan por tomar la “puerta falsa” del camino, Daniel Merino recomendó “que luchen para vivir, porque la vida es muy bonita”. Los principales síntomas para detectar la enfermedad son dolor en los huesos, de cabeza, fiebre, vómito, moretones, puntos rojos, crecimiento del abdomen, bolitas en el cuerpo así como luz en los ojos. “Yo no sabía, pero empecé con dolor de piernas, primero nos mandaron al Hospital del Norte, después nos mandaron para el Niño Poblano. Yo tenía 8 años cuando me detectaron cáncer”, refirió. En el marco del Día Internacional del Cáncer Infantil, Daniel compartió lo difícil que es vivir con leucemia, pues cuando le diagnosticaron cáncer pensó lo peor, sin embargo, sus ganas de seguir viviendo han sido más fuertes que cualquier dolor físico. “Es muy difícil y duro estar enfermo. Los doctores me dan consulta, me tienen que estar sacando sangre, pero cuando me pican no me duele (sonríe) ya después me duele porque está fría. En mis quimioterapias a veces me da vómito, me da mucho sueño y mareos”, comentó. Aunque su niñez ha cambiado por completo, a diferencia de otros menores y sus hermanos quienes pueden correr, brincar, o estar en pleno rayo del sol, Daniel disfruta los breves momentos en que puede jugar con sus amigos. “La verdad es muy difícil, yo quiero jugar con ellos y no puedo salir mucho, porque me da el calor y no podemos estar mucho tiempo en el sol… Sí voy a la escuela, pero muy poco. Cuando voy a la escuela y tengo consulta le aviso a mi maestra que no voy a poder ir”, dijo. Otra de las causas por las cuales el cáncer infantil se desarrolla es por una mala alimentación, por lo cual Daniel Merino le sugirió a los pequeños “que coman bien, que tomen mucha agua porque es feo tener cáncer”. Dolor de una madre Si el mejor regalo de vida que ha tenido es el ser mamá, el peor momento en su faceta materna ha sido tener a su pequeño Daniel enfermo de cáncer, reconoce la señora Gabriela Merino Rojas. “Para una mamá es muy difícil, es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Es muy difícil para nosotras, ellos como niños son muy valientes y fuertes, eso obviamente me da mucha fuerza, pero llega el momento en que llegan a un extremo que uno como madre se pone igual, pero sí se puede”, apuntó entre lágrimas la madre de Daniel. Aunque cuenta con el apoyo de asociaciones y los tres ejes de gobierno, ha tenido que gastar más de 15 mil pesos al año para los medicamentos de su hijo, cuando ninguna institución los llega a tener en el momento que los requiere. |