Guadalupe JUÁREZ Entre cánticos referentes a la entrada de Jesús a Jerusalén, Mariana, a sus 8 años de edad, demuestra su devoción al participar en la procesión del Domingo de Ramos, seria, sostiene un ramo pequeño entre sus manos y en compañía de su abuela esperan a que sea bendecido. Así dio inicio la Semana Santa, con la procesión de Domingo de Ramos, cuyo recorrido realizado por los fieles católicos fue de la Capilla del Sagrario a la Catedral poblana, en donde fueron encabezados por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien bendijo las palmas y ramas de los asistentes momentos antes de la procesión, las cuales serán quemadas y utilizadas el próximo año en el Miércoles de Ceniza. “Vengo por amor a Dios, porque él dio la vida por nosotros y porque esto es parte de nosotros como católicos, además no tiene mucho que hice mi primera comunión y me siento cerca del Señor”, dice Mariana momentos antes de entrar a la Catedral para escuchar la misa dominical. También en la procesión se encontraba Marcela, quien a sus 82 años de edad y pese a las dificultades que tiene para caminar, logró llegar a la primera celebración de la Semana Mayor, por lo cual dijo sentirse orgullosa de que a su edad pueda ser independiente y, así, profesar su fe y devoción a Jesús en estas fechas. “Me siento fuerte cuando vengo aquí con el Señor, más en estos días que para nosotros significa estar más cerca de Jesucristo, sientes que el corazón se llena de felicidad e inmensa alegría”, señala Marcela al tiempo que se le escapan dos lágrimas que recorren las huellas que el tiempo ha dejado en su rostro. Mientras las campanas de las parroquias aledañas a la Catedral resonaban, el arzobispo comenzó con la misa dominical enfundado en una vestimenta roja, la cual marcaba el inicio de la Semana Santa, así como cuatro adornos de palmas pertenecientes al Domingo de Ramos. “Nosotros como fieles debemos participar en las celebraciones de estos días, pero no utilizar el SábadoSanto, por ejemplo, para mojarnos. Estos días son para reflexionar y estar en la iglesia para acompañar al Señor en su calvario. El Domingo de Ramos es bonito, pero hace falta la pasión de Cristo donde vamos a demostrar que en realidad estamos con él, porque son los momentos más difíciles para él”, exclamó el líder católico. Por su parte, el vocero de la arquidiócesis, Dante Pimentel, pidió que las palmas bendecidas no sean tomadas como amuletos o sean avocados a la magia, pues sólo representan que el hogar está dispuesto a recibir a Jesús en su casa. |